Pese a que el virus del zika apareció hace aproximadamente 60 décadas, actualmente este virus está azotando a la vida de de América Latina. Principalmente la de Brasil, en donde se reportó un alto índice de microcefalia en bebés recién nacidos: una condición congenital que provoca que los bebés nazcan con cabezas pequeñas.
Se culpó al virus del zika por esta situación; sin embargo, de acuerdo con investigaciones recientes de un grupo de físicos argentinos, la verdadera causa de esta condición parece ser un larvicida tóxico que abunda en el agua brasileña. Este químico se introdujo en las aguas de los pueblos agricultores hace dos años, con el fin de desarrollar malformaciones en los mosquitos y así frenar el crecimiento de larvas en los tanques de agua bebible.
El químico se le conoce comercialmente como Pyriproxifeno, y es usado regularmente en un programa gubernamental para controlar la población de mosquitos en Brasil. El Pyriproxifeno es un producto de Sumitomo Chemical, una compañía asociada con Monsanto. Subsidiada por Monsanto.
Los investigadores detectaron que los bebés que nacieron con malformaciones se encontraban en zonas en donde el estado de Brasil añadió pyriproxifeno en el agua pura; como por ejemplo, en los reçervoirs de Pernambuco, lugar que fue el primer estado en reportar el problema microcefálico, con el 35 por ciento de los casos en el país.
Inclusive se puntualizó que en epidemias de Zika en el pasado ni en las de otros países, como en Colombia, nunca se reportó la relación entre la microcefalia y el virus. Y de acuerdo con los datos de The Washington Post, de 732 casos de 4 180, más de la mitad no había una asociación entre el Zika y la causa de la microcefalia: sólo 270 casos fueron confirmados.
En la página de Sumitomo Chemical se anuncia que el pyroproxifeno presenta un alto riesgo en aves, peces y mamíferos.