Las Naciones Unidas han pedido una respuesta más firme de los gobiernos, organizaciones de ayuda y el sector privado para hacer frente a los efectos devastadores que el fenómeno climático El Niño está teniendo en la seguridad alimentaria, los medios de vida, la nutrición y la salud de unos 60 millones de personas en todo el mundo.
El llamamiento se produjo en un encuentro organizado en Roma por cuatro organismos de la ONU: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Los participantes, incluyendo representantes de gobiernos, ONGs y otras organizaciones de la ONU, elaboraron un balance del creciente impacto del actual evento de El Niño, considerado como uno de los más fuertes en la historia.
Indicaron que son necesarios más de 2 400 millones de dólares EEUU para responder a las operaciones de emergencia y labores de recuperación frente a El Niño, y que en la actualidad existe un déficit de financiación de unos 1 500 millones de dólares.
Una crisis mundial
Los efectos de El Niño se ha hecho sentir en todo el mundo desde mediados de 2015. Entre ellos figuran sequías severas o de nivel récord en América Central, la región del Pacífico, Timor Oriental, Viet Nam, Etiopía, y África austral. Además, las inundaciones han afectado a algunas zonas de Somalia y Tanzania y devastadores incendios forestales han aparecido una vez más en Indonesia, mientras que algunas regiones han experimentado tormentas, como en el caso de Fiji con el ciclón tropical Winston.
Estos desastres han tenido una amplia serie de consecuencias, entre las más destacadas un grave incremento del hambre, malnutrición y enfermedades transmitidas por el agua y por vectores y la prevalencia de plagas y enfermedades de animales y plantas. Cada vez más, las poblaciones se desplazan: familias de todo el mundo están siendo forzadas a la migración por necesidad, tanto dentro como fuera de las fronteras, ya que sus fuentes de sustento desaparecen.
En la reunión se subrayó que si bien el El Niño 2015-2016 ha pasado su momento álgido como fenómeno meteorológico, seguirá influyendo en los patrones de temperatura y precipitación que provocan eventos extremos en diferentes partes del mundo. Ello representa un riesgo para la salud, el suministro de agua y la seguridad alimentaria: como resultado es previsible un aumento del número de personas amenazadas por el hambre. Estos efectos pueden durar mucho tiempo después de que el fenómeno de El Niño haya amainado
Entre los impactos a largo plazo figuran tasas de malnutrición más altas -cerca de 1 millón de niños necesitan ser tratados de malnutrición severa en África oriental y austral- y un aumento de la pobreza -lo que hace a los hogares vulnerables menos resilientes a los choques futuros-, y frenar el progreso de los países en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las personas que dependen del ganado para su sustento son particularmente vulnerables, debido al largo espacio de tiempo requerido para reconstruir rebaños que han sido diezmados por la sequía. Las lluvias escasas o ausentes también dan lugar a una pérdida de productividad del suelo y una mayor degradación de la tierra, factores que contribuyen a la desertificación.
Actuar ahora, prepararse para el futuro
La reunión terminó con una serie de compromisos por parte de la FAO, el FIDA, OCHA y el PMA con el objetivo de ampliar urgentemente la respuesta a la actual crisis de El Niño, y al mismo tiempo garantizar una reacción más eficaz ante eventos similares en el futuro.
Estas organizaciones han acordado trabajar en estrecha colaboración con los socios que aportan recursos para ayudar a resolver el déficit de financiación. Una forma importante de lograrlo es priorizar las áreas geográficas que requieren una atención urgente. También se comprometieron a trabajar con los gobiernos, las organizaciones de ayuda, otros asociados para el desarrollo, así como el sector privado para ayudar a las poblaciones más afectadas con una combinación de actuaciones a corto, medio y largo plazo, incluida la ampliación de los sistemas de protección social existentes.
A más largo plazo, acordaron igualmente que existe una necesidad de redoblar los esfuerzos para apoyar y fortalecer la capacidad de los gobiernos nacionales para mitigar y responder a futuros El Niño y otros fenómenos relacionados con el clima. En este contexto, la FAO, el FIDA, OCHA y el PMA aseguraron que trabajarán con los socios para el desarrollo para garantizar que en las zonas más vulnerables se intensifican los proyectos de reducción del riesgo de desastres.