“Hijos de la Tierra”, el título del documental premiado con el Goya, refleja la relación con la Naturaleza de los indígenas de Amazonas, los herboristas de Navarra u otros pueblos celosos de sus costumbres primigenias, explica Uriz en una entrevista con EFE en vísperas del Día de la Tierra.
Muchos de estos pueblos están en riesgo de extinción “por la avaricia humana”, añade este fotógrafo, que en la actualidad está preparando el libro “Polinesia, con acento vasco”. Se trata de un viaje por los Mares del Sur siguiendo la ruta del marino de Guetaria Domingo de Bonechea, descubridor de Tahití.
“Sentir a la madre naturaleza -destaca- es entender su sabiduría, porque todos somos hijos de la Tierra”.

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La utilidad de las plantas a través de su fisonomía.
“También me llamaron mucho la atención los chamanes de Amazonas que son los que realmente se encuentran en el corazón de la selva. Ellos tienen un gran conocimiento de la naturaleza y de las plantas, que, por la observación de su fisonomía, descubren su utilidad. Por ejemplo, un arbusto con la corteza similar a la piel de una serpiente, la utilizan como antídoto a la mordedura de ese animal, y les funciona”.
“De esta forma, conocen innumerables plantas y saben cómo se asocian con las enfermedades para curarlas, porque ellos están muy conectados con la naturaleza y saben entenderla”, asegura Uriz. Al mismo tiempo, añade el fotógrafo, los chamanes “son personas muy espirituales a los que la naturaleza les da mensajes y cuando entran en la selva buscando algo, mentalmente las plantas les presentan las respuestas”.
“Esto suena baladí, pero yo que he vivido con muchos de estos chamanes y la verdad es que todos coinciden en lo mismo, que las plantas les descubren lo que ellos van buscando”. Hijos de la Tierra fue en principio un encargo para elaborar un libro fotográfico de plantas medicinales que se cultivan en Navarra y en la selva de Amazonas como zona de preservación.