Por: David Tovar,
codirector, Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología (GCPA) – Universidad Nacional de Colombia
Cinco eventos cataclísmicos han estremecido la Tierra desde hace unos 440 millones de años, por ello el 99,9 % de las especies que la han habitado están extintas. En la actualidad, los científicos señalan que se aproxima una nueva extinción, pero esta vez, no por causa del enfriamiento global, eventos eruptivos o el impacto de un asteroide gigantesco, sino por la acción de la especie humana.
Los primeros registros de vida en el planeta se remontan al Arqueano o Arcaico (4 – 2,5 millones de años –Ma–) cuando las cianobacterias dominaban la Tierra primitiva. Estos organismos fueron los primeros en utilizar la fotosíntesis para obtener energía, debido a ello la atmósfera pasó de ser reductora a oxidante, lo que daría paso al denominado “gran evento de oxigenación”. Por tanto, se produjo una amplia biodiversidad que por poco acaba con los organismos anaeróbicos (aquellos que no necesitan oxígeno para sobrevivir).
Las cianobacterias han quedado preservadas en un tipo de roca que se denomina estromatolito y al igual que otros fósiles, guardan una parte de la historia de la Tierra. Estos se forman en aguas someras (poco profundas) por acumulación de material bioquímico en forma de capas. Sin embargo, aunque se ha propuesto un origen no biológico para dichas estructuras laminadas, la presencia de nanocristales de aragonito (carbonato de calcio ortorrómbico) en fósiles y microorganismos actuales sugiere lo contrario, un gran ejemplo de que el presente es la clave para entender el pasado.
A pesar de la temprana aparición de la vida en la Tierra y de su amplia diversidad, la permanencia en ella ha resultado amenazada en más de una oportunidad. La historia preservada en las rocas, similar a las hojas de un libro, cuentan con detalles lo ocurrido no una, sino cinco veces, desde su formación hasta hoy. Estos eventos se conocen como “extinciones masivas” y las causas que las han provocado, tema de fervientes debates, son estudiadas por científicos desde una perspectiva interdisciplinar.
A punto de ser aniquilada
En orden cronológico, las extinciones masivas que han ocurrido en el planeta son las siguientes:
Ordovícico–Silúrico (aprox. 440 Ma), Devónico tardío (aprox. 370 Ma), Pérmico–Triásico (aprox. 252 Ma), Triásico–Jurásico (aprox. 200 Ma) y Cretácico-Paleógeno (aprox. 65 Ma). Varias especies desaparecieron en estos eventos cataclísmicos, por lo que el 99,9 % de todas las especies que han existido en la Tierra están extintas.
El suceso ocurrido en el límite Ordovício-Silúrico es el tercero más grande en la historia de la Tierra. Este se caracterizó por haber tenido dos picos de extinción separados por cientos de miles de años. Dado que la mayoría de la vida se hallaba en el océano, criaturas marinas como trilobites, braquiópodos y graptolitos fueron drásticamente afectados, por ejemplo, la extinción dejó un 25 % de familias marinas y un 60 % de géneros marinos.
Las causas que produjeron la extinción al final del Devónico siguen siendo tema de permanente estudio. Según las investigaciones, en vez de tratarse de un solo evento destructivo, serían una serie de extinciones ocurridas a lo largo de varios millones de años.
Precisamente, evidencias reunidas por geólogos, paleontólogos y biólogos indican que las formas de vida de aguas cálidas en el océano fueron las más afectadas. Estriaciones (marcas de excavación) encontradas en rocas al norte de Brasil, asociadas a avances y regresiones de glaciares, sugieren que un enfriamiento global ocurrió hace aproximadamente 365 Ma.
De igual manera, una hipótesis planteada por un grupo de científicos de la Universidad de Kansas y el Laboratorio de Astrofísica de Altas Energías de la NASA propone que, para la época, una fuente de emisión de rayos gamma (Gamma Ray Bursts –GRB–, por sus siglas en inglés), ubicada a una distancia no mayor a tres kiloparsecs (aproximadamente 10.000 años luz), pudo haber interactuado con la Tierra al ionizar y disociar las moléculas en la atmósfera. Así, atenuó la capa de ozono y generó una considerable caída de la temperatura global. Sin embargo, esto es solo una teoría, mas no una explicación definitiva.
La vida en la Tierra tuvo su máximo punto de inflexión al ser casi aniquilada por completo durante el Pérmico, extinción que ocupa el primer lugar en esta lista. Aproximadamente, el 96 % de todas las especies que habitaban la Tierra perecieron. De hecho, las especies que existen en la actualidad descendieron de este
4 % restante.
La causa principal de esta catástrofe se le atribuye a un gran evento eruptivo que tuvo lugar en Siberia, el cual expulsó grandes volúmenes de magma hacia la superficie de manera continua durante casi 3 Ma. Esto ocasionó la pérdida considerable de oxígeno en los océanos y la consecuente desaparición masiva característica de este período geológico. Es aquí donde los famosos trilobites (artrópodos marinos) finalmente son eliminados de la faz de la Tierra para siempre.
Al final del periodo Triásico, grandes volúmenes de magma provenientes del recién formado Océano Atlántico, como resultado de la ruptura del supercontinente conocido como Pangea, alcanzaron la superficie y produjeron que los flujos de lava invadieran vastas regiones y alteraran el clima de forma dramática. Se estima que el 22 % de las familias marinas, 53 % de los géneros marinos y un porcentaje desconocido de vertebrados, perecieron en este período.
¿Una sexta extinción?
La extinción del final del período Cretácico es, sin duda, la más conocida por el público general. Aunque se piensa que fueron varias las causas que la motivaron, el impacto de un asteroide de varios kilómetros de diámetro sobre la Tierra es considerado el detonante que agravó la ya crítica situación poblacional de los dinosaurios y otros seres vivos.
Se estima que el 16 % de las familias marinas, 47 % de los géneros marinos y el 18 % de los vertebrados terrestres fueron destruidos. Este evento dio paso a que los mamíferos se diversificaran a tal punto que emergió la especie humana.
Por otro lado, varios científicos coinciden que incluso una sexta extinción está ocurriendo, pero la responsabilidad recae completamente sobre los hombros de la especie humana. Para el año 2100, las actividades humanas, entre ellas la polución, deforestación y sobrepesca, influirán en la desaparición de más de la mitad de las especies marinas y terrestres para siempre.
El cambio climático, producido por actividad antrópica, es tal vez una de las causas con mayor repercusión a corto y mediano plazo.
La emisión descontrolada de gases (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) permiten que el calor proveniente del Sol entre en la atmósfera, pero no pueda escapar (efecto invernadero). Esto sumado a la deforestación discriminada y destrucción de hábitats naturales, es la receta perfecta para un desastre ambiental.
Especies como la flor hawaiana, la rana coquí dorada, el loro de Martinica, la tortuga de caja de Yunnan, el hipopótamo pigmeo, el dodo, el león de mar japonés, se encuentran en la lista que incluyen a 785 especies de plantas y animales que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, están en vía de extinción u oficialmente extintos.
Depende solamente de nosotros que esto sea solo una proyección y no una nefasta realidad que ponga en peligro el delicado equilibrio que hace de la Tierra nuestro hogar en el Universo.