Miami (EE.UU) (EFEVERDE).- Una putrefacta y espesa alga azul-verdosa que inunda playas del sureste de Florida (EE.UU.) disparó la alarma no sólo por su toxicidad y capacidad de ahuyentar a los turistas y residentes de las costas sino también porque obedece a un riesgo mayor: el desbordamiento del lago Okeechobee.
Herbert Hoover, el envejecido dique que rodea el séptimo mayor lago de EE.UU., en el corazón de Florida, se quedó pequeño para almacenar y retener las aguas cuando la lluvia arrecia, por lo que tiene pendiente reparaciones y ampliaciones que eviten inundaciones en pueblos aledaños.
Ello ha obligado desde enero pasado a evacuar a través de los ríos gran cantidad de agua, que va acompañada con un exceso de nutrientes que el acuífero recibe de la zona agrícola del norte del estado y que son propicios para la floración de esta alga, capaz de envenenar la fauna local y ocasionar trastornos al hombre.
Patrick Murphy, uno de los congresistas federales del área afectada, señaló este fin de semana que se trata de un “desastre ecológico que amenaza la salud de los habitantes y la economía del estado”.
El congresista instó al Gobierno federal a “darle prioridad a la reparación” del dique con recursos de emergencia para “agilizar” los trabajos.
La Fundación Everglades precisó a Efe que se trata de una “crisis” que se puede prevenir por completo con la construcción de plantas de tratamiento al sur del Okeechobee para tratar y almacenar una “significativa” cantidad de agua y evitar ese drenaje contaminante hacia las costas este y oeste de Florida.
Las descargas contaminantes del Okeechobee han viajado por los canales del dique, ríos y estuarios hasta llegar por ahora a cuatro condados, que fueron declarados la semana pasada en emergencia por el gobernador de Florida, Rick Scott.
El alga, a la que también han llamado “guacamole” por su espesor y color, ocasionó este puente festivo del 4 de Julio el cierre de algunas playas y tiene en alerta a turistas, vecinos, ambientalistas y autoridades locales, estatales y nacionales.
En niveles altos, esta alga, capaz de producir toxinas, puede “afectar el tracto gastrointestinal, el hígado, el sistema nervioso y la piel”, según el Departamento de Salud de Florida.
Esta agencia además alertó que “los niños y los animales domésticos son especialmente vulnerables”.
Por ahora, para evitar inundaciones del Okeechobee, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que comenzó a construir el dique en los años treinta, ha tenido que realizar descargas controladas de agua debido a las inusuales lluvias de finales de 2015 y principios de 2016.
Eric Eikenberg, presidente de la Fundación Everglades, señaló que almacenar agua del lago en su parte sur, como otra especie de estuario, devolvería además el flujo natural de agua dulce, del Okeechobee hacia el sur de estado, que se ha visto interrumpido por obras de infraestructura y el crecimiento poblacional en las últimas décadas.
La fundación señaló que esta descarga de agua, ya tratada, ayudaría a detener la grave mortandad de vegetación en este ecosistema de humedales que se prolonga hasta los cayos del sur de Florida y que requiere de un balance de agua dulce.
“Debemos empezar a enviar agua significativa al sur de los Everglades. Imploramos al gobernador Scott y a la Casa Blanca a enviar más agua del lago Okeechobee al Parque Nacional de los Everglades y a los Cayos de Florida”, expresó Eikenberg. EFEverde
ims/abm