En los mares mexicanos habita el cetáceo más pequeño del mundo, la vaquita marina. Aunque apenas se reconoció su existencia en 1958, cuando se encontraron tres cráneos en una playa, esta especie marina ha caracterizado desde hace siglos el ecosistema marino del alto golfo de California.

De acuerdo con la investigación de varias ONG’s –la mayoría americanas–, la población de las vaquitas ha descendido hasta sólo conservar a 60 ejemplares en total. Las causas se atribuyen a la caza ilegal de totoaba, un pez que los chinos consumen significativamente por su vejiga natatoria y el cual puede valer hasta 8 000 dólares el kilo. Es decir que, al buscar a la totoaba, los pescadores ilegales lanzan redes en donde se quedan atrapadas las vaquitas hasta el punto de fallecer dentro de las mismas.

Pese a que se lanzó la prohibición de la pesca ilegal en la zona de refugio de la vaquita, la creación de un refugio para las mismas y la inversión de 30 millones de dólares para compensar a pescadores y promover el uso de otros métodos de pesca, la población sigue disminuyendo. De hecho, se cree que para el 2018, esta especie mexicana pueda desaparecer de la faz de la tierra. Lorenzo Rojas-Bracho, especialista en cetáceos de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas de México, sentenció esta situación como una “gran decepción para todos, porque hemos trabajado mucho por revertir la situación.”

En vez de aumentar los ejemplares un 4 por ciento cada año, los especialistas vinculados con la preservación de las vaquitas marinas comentan que ha habido un descenso del 18, 5 por ciento anual desde 2005. Rojas-Bracho atribuye a ese descenso a que “la pesca ilegal está fuera de control”.

ecoosfera.com