Empezó la semana en Río, pero el lunes laboral no fue impedimento para que siguiera la fiesta del atletismo en los Juegos Olímpicos. Y, cual rodizio brasileño, no faltó de nada en el Estadio Olímpico, con épica postal final de la bahamesa Shaunae Miller, agónica ganadora de la carrera de los 400 metros, a modo de inmortal guinda.

Un campeona el keniano David Rushida, repitió corona por primera vez en más de medio siglo en los 800 metros, y el brasileño Thiago Braz se llevó la ovación más atronadora al conseguir la mejor marca olímpica en el salto con pértiga.

Pero la jornada será recordada por el dramático clavado y desplome de Miller sobre la línea de meta en los 400 femeninos. Aunque las estadísticas reinan en los anales de la historia, en la retina de los aficionados quedará grabada para siempre la imagen de Miller, estirada sobre el tartán olímpico en esperas de final fotográfico que la confirmaría como nueva campeona olímpica.

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