Las colonias de abejas han registrado este año una mortandad del 30% en la provincia debido a las altas temperaturas registradas durante estos meses. “Lo habitual”, según asegura Carlos Muñoz, experto apicultor de La Unió de Llauradors, “es que el porcentaje se sitúe en torno a un 8%”.
La ausencia del invierno, el calor y la escasez de lluvias son la causas fundamentales de esta mortandad masiva. “La subida del termómetro ha hecho que la colonia continuara funcionando durante todo el año”, revela. Una circunstancia que implica que estos insectos gasten energía y mueran, al volver a la colonia, por no tener néctar con el que alimentarse. Y es justo esto lo que ha movido a muchos apicultores de Castellón a tener que alimentarlas a base de pienso, al no haber floración del naranjo y el almendro. Algo que, advierten, ha aumentado los costes de producción y “eso revierte en problemas para mantener viva la colonia”. “Los que no lo han hecho, se han quedado sin abejas”, revela.
Según aseguran, este año se ha producido una prolongación del ciclo vital de estos insectos “pero sin el aporte de alimento”, lo que implica que la mortandad haya sido mucho más alta que en campañas anteriores. Una cifra que ha aumentado durante los meses de verano. Todo ello ha causado un elevado coste que deben asumir los apicultores, por lo que los pronósticos de producción de miel no son demasiado optimistas. “El rendimiento ha bajado muchísimo”, manifiestan. Según los estudios que realiza la Unió de Llauradors, los beneficios de esta campaña disminuirán, aproxidadamente, un 45% con respecto a los del 2015.
Cabe recordar que el inicio de la campaña se ha retrasado dos meses por la precipitada llegada de la primavera.