La adopción de una concepción técnica integrada de la gestión del suelo y del agua en las ciudades por medio de iniciativas como lagunas de retención, pavimentos porosos, bosques urbanos y espacios verdes, entre otros, son algunas iniciativas que ayudarán a mitigar el riesgo por cuenta de los efectos del cambio climático. Este es uno de los temas que CAF -Banco de Desarrollo de América Latina- abordará en el marco de la conferencia Hábitat III del 17 al 20 de octubre en Quito.

La falta de planificación en el uso del suelo, unida a la acelerada urbanización de las ciudades de América Latina, ha creado barrios con alta densidad poblacional en zonas expuestas a los efectos del cambio climático. Los precarios sistemas de drenaje, aunados a una condición de pobreza, incrementa la vulnerabilidad de sus habitantes, en especial la de mujeres y niños.
Debido a los efectos del cambio climático aumentan las lluvias, los ríos se desbordan y hay más tormentas costeras, eventos que producen inundaciones en muchas ciudades de la región que suelen traer como consecuencia pérdidas humanas y materiales, incremento de enfermedades, así como notables daños a la infraestructura. El impacto también se siente en la economía, limita la productividad y pone en riesgo la provisión de servicios adecuados de agua y saneamiento para la población.

Las inundaciones urbanas se deben a efectos climáticos exacerbados por acciones antrópicas. Esto se evidencia cuando el exceso de agua de lluvia que circula por las calles no puede ser absorbido gracias al aumento de las zonas impermeabilizadas por la urbanización, la precariedad de los sistemas de drenaje y la falta de espacios verdes para retención del agua. En otros casos la acumulación de residuos sólidos en las torrenteras, vías fluviales y canales de drenaje urbano, interrumpe el escurrimiento del agua e incrementa las posibilidades de inundaciones por desbordamientos de los cauces.

Hasta ahora la mayoría de los países latinoamericanos han asumido una estrategia reactiva a la ocurrencia de eventos catastróficos de inundación. Esta postura por lo general agrava los problemas porque se construyen conductos y canales para evacuar las aguas rápidamente sin minimizar los aumentos de los volúmenes de escorrentía como consecuencia de la impermeabilización urbana.
Para cerrarle el grifo a esta problemática, CAF -Banco de Desarrollo de América Latina- propone lineamientos de acción que ayuden a consolidar un modelo de gestión de drenaje urbano sostenible en América Latina, agrupados alrededor de tres pilares. En primer lugar, la adopción de una concepción técnica integrada de la gestión del suelo y del agua en el ámbito urbano, marcada por una visión de largo plazo que oriente las decisiones sobre los diferentes aspectos técnicos y garantice la optimización de costos y la protección del medio ambiente.

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