Las personas más pobres del mundo -muchas de las cuales son agricultores, pescadores y pastores- son las más afectadas por el cambio climático. Si fortalecemos la resiliencia de los pequeños campesinos, podemos garantizar la seguridad alimentaria para la creciente población del planeta y a la vez reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cambio climático amenaza la sostenibilidad de la pesca de captura y el desarrollo de la acuicultura en los ambientes marinos y en los de agua dulce. Los impactos se producen como consecuencia de la acidificación, los cambios en la temperatura del mar y en los patrones de circulación, la frecuencia y la severidad de sucesos extremos, y la elevación del nivel del mar y los cambios ecológicos asociados.