Cinco ciudades lideran la lucha contra el cambio climático
Con un mayor número de personas viviendo en áreas urbanas, la necesidad de infraestructuras sostenibles nunca ha sido mayor que ahora. Algunas ciudades se enfrentan al desafío con soluciones interesantes.
Nueva Orleans es conocida por su diversidad cultural, pero también por las amenazas que sufre debido al cambio climático. Los desastres naturales han golpeado fuerte a la ciudad y sus habitantes han tenido que aprender a vivir en armonía con el agua a la puerta de su casa, también cuando se avecinan fuertes tormentas.
Han pasado once años desde que la ciudad se viera especialmente afectada. El huracán Katrina causó daños por un valor de 100 mil millones de dólares; 1,5 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares. Durante este tiempo, Nueva Orleans ha reconstruido las presas y construido, una red de bombas y muros de contención para protegerse de la temida marea del siglo. La probabilidad de que esto suceda todos los años es solo de un uno por ciento, pero el cambio climático podría aumentar las posibilidades.
El plan de desarrollo costero, que forma parte del proyecto 100 Ciudades Resilientes, tiene como objetivo preparar la zona contra las amenazas asociadas al cambio climático y reducir su propia contribución disminuyendo las emisiones de carbono producidas localmente. La idea es lograr estos objetivos mejorando los sistemas de drenaje y transporte de la ciudad, difundiendo una conciencia ecológica entre la población, y ofreciendo incentivos a la ciudadanía para que apueste por el uso de energías renovables y adapte sus viviendas para una mayor resistencia a las tormentas.
Ciudad de Da Nang, Vietnam
Situada en la desembocadura del río Han, Da Nang es la tercera ciudad más grande de Vietnam. Un destino popular entre los turistas, que está creciendo muy rápido. No obstante, al mismo ritmo crece la presión en la ciudad. De hecho, ya se encuentra en peligro de tormentas y tifones provenientes del Mar de China Meridional.
Los fenómenos meteorológicos extremos afectan, sobre todo, a personas cuyas casas no son lo suficientemente resistentes. Una vez que se ven afectadas, las familias apenas tienen la posibilidad económica de arreglar los daños, o reforzar sus hogares para el futuro.
Una iniciativa llamada «Construcción de Casas Resistentes a las Tormentas» trabaja para cambiar esta situación. Ganador del premio Impulso para el Cambio de la Naciones Unidas, en 2014, el proyecto otorga microcréditos que ya han ayudado a cientos de familias a adaptar sus viviendas contra los efectos de las condiciones meteorológicas extremas. Este enfoque se incorporó en la estrategia de resiliencia de Da Nang para fortalecer los edificios de la ciudad y proteger así a sus habitantes.
Adís Abeba ha crecido muy rápido en un corto período de tiempo, duplicando su tamaño en los últimos 15 años. Una cuarta parte de la población etíope vive aquí, poco menos de 3,3 millones de personas.
El aumento de la población, debido principalmente al éxodo rural, está ejerciendo una gran presión sobre la infraestructura urbana. La mayoría de los hogares no tienen suministro de agua. La gente se abastece principalmente de fuentes públicas, ríos o pozos. Estos recursos hídricos a menudo están contaminados con aguas residuales y desechos industriales. Asimismo, el sistema de canalización no ha crecido con la ciudad y no satisface las necesidades de una ciudad de varios millones de habitantes.
Otro problema es la contaminación del aire. La ciudad está llena de coches antiguos, las fábricas expulsan humos a la atmósfera y la mayoría de los hogares todavía usa leña para cocinar y calentar la casa.
El gobierno etíope trata de abordar estos problemas ambientales, así como los efectos del cambio climático, con su estrategia de economía verde publicada en 2011. El objetivo es lograr el crecimiento económico, pero no a expensas del medio ambiente. Como parte del plan, Adís Abeba ha apostado por el transporte público: un sistema de tren ligero y autobuses exprés «respetuosos con el medio ambiente”. La capital de Etiopía también se ha comprometido a reducir los gases de efecto invernadero como parte del Grupo de Liderazgo Climático, conocido como C40, un grupo de megaciudades que trabajan por reducir las emisiones de carbono y adaptarse al cambio climático.
Bogotá, Colombia (Premio C40 2013)
Quizá no sea evidente a primera vista, pero la capital de Colombia, Bogotá, se encuentra muy cerca de una de las regiones más verdes y con mayor biodiversidad del mundo. Con una población de casi 7 millones de habitantes, no solo es el área metropolitana más grande del país, sino también una de las ciudades con mayor crecimiento de América del Sur.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a la región a mediados del siglo XVI, se encontraron con un paisaje de musgos y pantanos, lagunas y lagos. La llamaron «tierra de la niebla”. La riqueza de especies es enorme, el 60% de las plantas son endémicas de la región. Además, alberga el Parque Nacional Natural Chingaza, principal fuente hídrica de Colombia y reserva de agua dulce de Bogotá. El abastecedor de agua del país ha comprado casi la mitad del área del parque nacional para proteger estos recursos hídricos y la biodiversidad alrededor de la metrópoli.
En la ciudad también se están realizando muchas actividades para proteger el clima y el medio ambiente, sobre todo, en el transporte público. Entre ellas, el sistema de bus de tránsito rápido, TransMilenio, que se puso en marcha en 2000 y transporta a más del 70% de la población urbana, lo que evita anualmente la emisión de casi 350.000 toneladas de gases de efecto invernadero provenientes de vehículos privados. La compañía también planea reemplazar los antiguos autobuses diésel gradualmente por vehículos híbridos, así como los taxis de la ciudad.
La tranquila localidad de Friburgo, con sus hermosas casas antiguas y el idílico paisaje circundante, se considera el lugar de nacimiento del movimiento ecologista alemán. Ya en la década de 1970, fue escenario de un fuerte movimiento antinuclear contra la construcción de una central en un municipio cercano.
Friburgo se enorgullece de su conciencia verde y está dispuesta a mantener su imagen de ciudad sostenible. A principios de 2011, se creó la Oficina de Gestión de la Sostenibilidad, como unidad de coordinación y orientación, que depende directamente del alcalde. Entre sus tareas figura dirigir el proceso de sostenibilidad de la ciudad, reunir conocimientos y prepararse para futuros desafíos.
En 2012, Friburgo recibió el Premio Alemán de Sostenibilidad en reconocimiento a su compromiso como la ciudad más sostenible de Alemania. Un corto paseo por la ciudad lo demuestra. Hoy en día, existen sistemas solares en todas partes – ya sea en el estadio de fútbol, en el ayuntamiento, en las escuelas, iglesias e incluso en un centro de procesamiento de residuos. Esto tiene sentido en esta ciudad al suroeste de Alemania, ya que disfruta de más de 1.800 horas de sol al año – lo que la convierte en una de las localidades más soleadas del país. El objetivo es alcanzar emisiones cero de carbono para 2050, abasteciendo a la ciudad y a sus alrededores solo con energías renovables.
Autores:Tamsin Walker, Klaus Esterluss
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