Las tradiciones agrícolas y la cultura alimentaria de la región del Mediterráneo son consideradas desde hace mucho tiempo ejemplo de un enfoque saludable de la alimentación, apoyado en vibrantes economías rurales. Pero las presiones demográficas y ambientales, unidas a un clima cambiante y a los retos sociales y económicos, plantean ahora interrogantes sobre el futuro de los famosos sistemas alimentarios de la región, con implicaciones para su futuro desarrollo sostenible.
Un libro de gran relevancia publicado hoy por la FAO y el Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos del Mediterráneo (CIHEAM) advierte sobre el «triple desperdicio» que plantea el uso indebido de los recursos naturales, las pérdidas y el desperdicio de alimentos y la lenta desaparición del conocimiento tradicional .
Estos riesgos deben contrarrestarse con estrategias más sostenibles de la producción agrícola y políticas más firmes basadas en enfoques multisectoriales, según el estudio MediTerra 2016 – Cero desperdicios en el Mediterráneo: Recursos naturales, alimentos y conocimiento.
«El mundo, incluida la región mediterránea, se enfrenta a numerosos desafíos. Entre ellos figuran distintas formas de desperdicio de los alimentos, los recursos naturales y el conocimiento, que suponen grandes obstáculos para alcanzar la sostenibilidad», escriben el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, y el Secretario General del CIHEAM, Cosimo Lacirignola, en su prólogo a esta edición conjunta .
MediTerra examina igualmente cómo se desperdician los recursos y el potencial humano en la región, especialmente entre los jóvenes, lo que obstaculiza el desarrollo. Aquí se incluye el desempleo, la falta de acceso a la educación, la «fuga de cerebros», y la desaparición del conocimiento local y las tradiciones agrícolas.
La tarea pendiente, aseguran los autores del libro, no es simplemente preservar las tradiciones agrícolas, sino más bien revitalizarlas para convertirlas en motores del desarrollo sostenible y mejorar la nutrición.
La nueva edición de la publicación conjunta del CIHEAM y la FAO, MediTerra -que se ocupa de los sistemas agrícolas y alimentarios de la región mediterránea en su conjunto, desde Europa meridional hasta África del norte y el Próximo Oriente- contiene 17 capítulos escritos por expertos de ambas entidades, organizados en tres secciones principales:
El estado de los recursos naturales esenciales para la agricultura a nivel global y en la región, incluyendo la pesca marina, el agua, la tierra, los bosques, la diversidad genética de plantas y animales y la energía
Diversos aspectos de los desperdicios y la pérdida de alimentos en el mundo y en la región, y cómo los países y las comunidades responden ante este problema.
Qué amenaza con hacer desaparecer los recursos humanos y conocimientos tradicionales de la región y la forma en que responden los agricultores familiares..
Múltiples desafíos
MediTerra pone de relieve una serie de desafíos que afectan a la agricultura y los sistemas alimentarios del Mediterráneo. Por ejemplo:
Suministro limitado de agua. El Mediterráneo posee tan sólo el 3 por ciento de los recursos hídricos mundiales, pero alberga más del 50 por ciento de la población que padece escasez de agua potable en el planeta, cerca de 180 millones de personas.
En muchos lugares, las extracciones de agua subterránea han superado los umbrales sostenibles. En la agricultura -el mayor usuario de agua de la región- se pierden grandes volúmenes debido a técnicas inapropiadas o infraestructuras anticuadas. El cambio climático ejercerá un presión aún mayor sobre unas fuentes de agua agotables.
Pérdida y degradación de la tierra. El libro advierte de «la gradual desaparición de tierras cultivables debido al avance de la urbanización», así como la erosión, la salinización de los suelos y la desertificación, fenómenos en su mayor parte derivados de prácticas agrícolas insostenibles. Algunas estimaciones advierten que de continuar las actuales tasas de degradación de las tierras, para 2020 se habrán perdido unos 8,3 millones de hectáreas de tierra agrícolas, en comparación con 1960.
Pérdida y desperdicio de alimentos. No existen estimaciones exactas de la magnitud de las pérdidas y el desperdicio de alimentos en la región mediterránea en su conjunto, pero los datos a nivel nacional indican un problema importante: en España, se pierden 7,6 millones de toneladas de alimentos cada año; en Italia, 8,8 millones de toneladas y en Francia, 9 millones.
Estudios en África del norte y el Cercano Oriente sugieren un problema similar, con 250 kg de alimentos desperdiciados por hogar cada año. La huella hídrica de estas pérdidas -de 42 km3 cada año- representa el 17 por ciento de todas las pérdidas mundiales de agua originadas por el desperdicio de alimentos.
La pesca y los bosques en peligro. El mar ha sido uno de los pilares de los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria en el Mediterráneo durante milenios. Hoy en día, el 52 por ciento de las poblaciones de peces analizadas están siendo explotadas a niveles insostenibles. De forma similar, la superficie de los bosques de la región ha disminuido drásticamente, a pesar de su importante papel para los ecosistemas locales.
“Fuga de cerebros» en la agricultura. Mientras que gran parte de la agricultura en la región es de tipo familiar y sigue siendo competitiva frente a la agroindustria consolidada y a gran escala, algunas regiones han visto desaparecer comunidades y tradiciones. En el Magreb en África del norte, la edad media de los agricultores es por ejemplo de 50 años y, al mismo tiempo, la región se enfrenta a una de las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo.
Amenazas y soluciones compartidas
Muchos de los desafíos que pesan sobre los sistemas alimentarios, los recursos naturales y el conocimiento son comunes a todos los países mediterráneos, poniendo así de relieve la importancia de una agenda compartida de investigación y actuación, políticas e innovaciones integradas -tanto técnicas como organizativas- para hacer frente a este “triple desperdicio»de forma coordinada.
En este contexto es donde el CIHEAM y la FAO pueden desempeñar un papel clave, ya que ofrecen una espacio genuino y fecundo para el intercambio de experiencias, conocimientos y análisis para proponer soluciones a los numerosos desafíos que sufre el Mediterráneo.
Se trata de un planteamiento, sostiene el libro, «estratégico para el futuro de los países mediterráneos y su desarrollo sostenible».