La región chilena de Magallanes y la Antártica, en el extremo austral de América, ofrece unas condiciones excepcionales que la convierten en un laboratorio natural que la ciencia debe aprovechar, consideran investigadores que trabajan en la zona.
La ciudad de Punta Arenas, situada a 3.000 kilómetros al sur de Santiago, es el epicentro de las misiones científicas que operan en Magallanes y la Antártica. “Por eso están llegando delegaciones científicas de tantos países”, explica a Efe el doctor José Luis Iriarte, experto en Oceanografía Biológica.

La ciudad más austral del planeta “está alcanzado una buena madurez para convertirse en un polo científico subantártico y antártico”, asegura este estudioso de los impactos del cambio climático en la productividad marina.

Cambio climático y medio marino
Hacer de la región de Magallanes y la Antártica Chilena un polo científico y tecnológico de alcance mundial responde al hecho de que el actual fenómeno de variabilidad climática impacta especialmente en la zona, subraya este experto del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL).

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