2 de marzo de 2017, Roma – Si bien las condiciones mundiales de suministro de alimentos son favorables, el acceso a los mismos se ha reducido drásticamente en aquellas zonas que sufren conflictos civiles, al tiempo que la sequía afecta a la seguridad alimentaria en amplias franjas de África oriental, según la nueva edición del informe de la FAO Perspectivas de cosechas y situación alimentaria.
Alrededor de 37 países requieren ayuda alimentaria externa, 28 de ellos en África como consecuencia de los efectos persistentes de las sequías provocadas por El Niño el año pasado sobre las cosechas. Sin embargo, aunque se espera que la producción agrícola se recupere en África austral, los conflictos prolongados aumentan las filas de personas desplazadas y hambrientas en otras partes del mundo.
En Sudán del Sur se ha declarado formalmente una situación de hambruna, mientras que en el norte de Nigeria, Somalia y Yemen, la seguridad alimentaria es también motivo de gran preocupación.
“Esta es una situación sin precedentes. Nunca antes nos habíamos enfrentado a 4 amenazas de hambruna en varios países simultáneamente», afirmó el Director General Adjunto de la FAO, Kostas Stamoulis, que también dirige el Departamento de Desarrollo Económico y Social. “Hace falta actuar rápido y proporcionar no solo ayuda alimentaria sino también apoyo a los medios de vida para asegurar que estas situaciones no se repiten».
En Sudán del Sur, 100 000 personas se enfrentaban a la hambruna en los condados de Leer y Mayendit -parte del antiguo Estado de Unity- mientras que existía un “riesgo elevado” de condiciones similares en dos condados cercanos. En total, alrededor de 4,9 millones de personas en todo el país han sido clasificadas como en situación de crisis, emergencia o hambruna. Se prevé que esa cifra aumente a 5,5 millones -casi la mitad de la población del país-, en el momento álgido de la temporada de carestía en julio.
En el norte de Nigeria, 8,1 millones de personas se enfrentan a condiciones de inseguridad alimentaria aguda y requieren una respuesta urgente para salvar sus vidas y proteger sus medios de subsistencia. Todo ello a pesar de la cosecha de cereales por encima de la media en 2016, reflejo de los trastornos causados por el conflicto que afecta al país, así como la fuerte depreciación de la moneda local.
En Yemen, donde se estima que 17 millones de personas -dos tercios de la población- padecen inseguridad alimentaria, casi la mitad de ellos necesitan ayuda de emergencia, y el informe señala que “el riesgo de una declaración de hambruna en el país es muy alto”.
En Somalia, el conflicto, la inseguridad civil y la sequía se han unido para hacer que haya más del doble de personas – ahora unos 2,9 millones- padeciendo grave inseguridad alimentaria respecto a hace seis meses. La sequía ha mermado el forraje para los pastores y se estima que la tercera temporada consecutiva de lluvias insuficientes ha reducido la producción agrícola en las regiones meridional y central a un 70 por ciento por debajo de los niveles medios, agotando las reservas de alimentos.
Los combates y disturbios civiles en Afganistán, Burundi, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Irak, Myanmar y Siria están agravando también las condiciones de inseguridad alimentaria de millones de personas, y afectando a los países vecinos que albergan a los refugiados. Además, la sequía en África oriental a finales de 2016 ha aumentado la inseguridad alimentaria en varios países de la subregión.
Tendencias mundiales
La producción de cereales logró avances muy importantes a nivel mundial en 2016, con una recuperación récord en Centroamérica y cosechas cerealeras más abundantes en Asia, Europa y Norteamérica.
Mirando al futuro, la previsión inicial de la FAO sobre la producción mundial de trigo en 2017 apunta a un descenso del 1,8 por ciento respecto al nivel récord del año pasado, debido principalmente a una reducción prevista del 20 por ciento en Estados Unidos, donde la superficie sembrada con trigo de invierno está en su nivel más bajo desde hace más de un siglo. Las perspectivas son favorables para la cosecha de maíz de 2017 en Brasil y Argentina y son en general positivas para los cereales secundarios en todo el hemisferio sur. Las perspectivas para el arroz son desiguales, pero todavía es pronto para hacer pronósticos firmes para muchos de los principales cultivos del mundo.
Para este año se prevé una recuperación de las cosechas de maíz en África austral, reducidas por El Niño, y que la producción de Sudáfrica aumente más del 50 por ciento respecto a 2016, con tendencias positivas igualmente en la mayoría de los países vecinos. Sin embargo, un brote de orugas, junto con las inundaciones localizadas en Mozambique, Zambia y Zimbabwe, podrían impedir mayores aumentos de producción en 2017.
Los 37 países que necesitan actualmente ayuda alimentaria externa son: Afganistán, Burkina Faso, Burundi, Camerún, República Centroafricana, Chad, Congo, República Democrática del Congo, República Democrática Popular de Corea, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Guinea, Haití, Iraq, Kenya, Lesotho, Liberia, Libia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Níger, Nigeria, Pakistán, Sierra Leona, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Swazilandia, Siria, Uganda, Yemen y Zimbabwe.
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