El agua es esencial para la producción agrícola y la seguridad alimentaria. Es el elemento vital de los ecosistemas, incluyendo bosques, lagos y pantanos. La seguridad alimentaria y nutricional de las generaciones presentes y futuras depende del agua. Sin embargo, nuestros recursos de agua dulce están disminuyendo a un ritmo alarmante. La creciente escasez de agua es ahora uno de los principales desafíos para el desarrollo sostenible. Un reto cada más relevante con la creciente población mundial, con estándares de calidad de vida más altos, cambios en las dietas y la agudización del cambio climático.
El agua que “comemos” diariamente a través de los alimentos que consumimos es mucho más de la que bebemos. ¿Sabías que dependiendo de la dieta, necesitamos de 2 000 a 5 000 litros de agua para producir los alimentos consumidos diariamente por una persona? Como se estima que la población mundial alcanzará los diez mil millones de personas para el año 2050, se espera que la demanda de alimentos aumente en un 50 por ciento. Este dato sugiere que dos tercios de la población mundial podrían vivir en países con escasez de agua en 2025 si los patrones de consumo actuales continúan. A fin de lograr el reto del “hambre cero” en el mundo para el año 2030, tenemos que actuar ahora. He aquí cuatro áreas en las que podemos trabajar para salvar este valioso recurso:
1. Agricultura
La agricultura es la principal causa de la escasez de agua. Representa casi el 70 por ciento de todas las extracciones de este recurso, y hasta el 95 por ciento en algunos países en vías de desarrollo. Sin embargo, hay mejoras que podemos hacer en lo que respecta a la forma en que usamos el agua para producir alimentos. Por ejemplo, la elección de los cultivos es relativa a la cantidad de agua que estos necesitan. ¿Sabías que los cultivos de legumbres tienen poco impacto en la huella hídrica? Para producir 1 kg de lentejas sólo necesitamos 1 250 litros de agua, sin embargo, compara esto con los 13 000 litros de agua que se necesitan para producir 1 kg de carne.
2. Cambio climático
Se espera que la escasez de agua se intensifique como resultado del cambio climático. Está previsto un aumento de las temperaturas en todo el mundo entre un rango de 1,6 ° c a 6 ° c como máximo para el año 2050. Por cada grado de temperatura a causa del calentamiento global, 7 por ciento de la población mundial verá disminuido un 20 por ciento o más de los recursos hídricos renovables. Sequías severas más frecuentes y graves están teniendo un impacto en la producción agrícola, mientras que el aumento de temperaturas se traduce en una mayor demanda de agua de los cultivos. Además de las mejoras en el uso eficiente del agua y la productividad agrícola, debemos tomar medidas para cosechar y reutilizar el agua dulce e incrementar el uso seguro de aguas residuales. Haciendo esto no se evitarán las sequías, pero sí puede ayudar a prevenir que las sequías se conviertan en hambrunas y alteraciones socioeconómicas.
3.Pérdida y desperdicio de alimentos
Reducir las pérdidas y el desperdicio de los alimentos tiene un papel importante que desempeñar en el uso del agua de una manera más inteligente. Cada año, un tercio de la producción mundial de alimentos se pierde o desperdicia, lo que se traduce en un volumen de agua usada en la agricultura totalmente desperdiciada, lo que equivale a tres veces el volumen del lago de Ginebra. Debemos recordar esto a la hora de tirar alimentos, ya que estamos perdiendo también los recursos que se usaron para producirlos. Todos podemos hacer pequeños cambios en nuestra vida diaria para reducir nuestro desperdicio de alimentos, desde cocinar platos con sobras hasta comprar sólo lo que necesitamos.
4.Sistemas alimentarios
El agua es muy a menudo utilizada de forma ineficiente en la cadena de valor de los alimentos. Adicionalmente, decisiones clave tales como la selección del lugar, la tecnología y los proveedores se hacen con frecuencia sin tener en cuenta el impacto de la operación en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos, especialmente cuando el agua no es un factor limitante, ya sea en cantidades y/o en precio. Podemos ayudar a incrementar las buenas prácticas adoptadas por el sector privado y animar a otros a incorporar estos impactos explícitamente en sus planes de negocio.
La FAO está trabajando con los países para asegurar que el uso del agua en la agricultura se haga de forma más eficiente, productiva, equitativa y respetuosa del medio ambiente. Se trata de producir más alimentos utilizando menos agua, aumentar la resiliencia de las comunidades agrícolas para hacer frente a las inundaciones y las sequías, y la aplicación de tecnologías limpias que protejan el medio ambiente.
El problema de la escasez de agua es un aspecto fundamental del desarrollo sostenible. Tenemos que actuar ahora para conservar este valioso recurso para futuras generaciones.