Costa Rica anunció este Día Mundial de los Océanos la designación de Cabo Blanco, en el Pacífico central, como nueva área marina protegida, con la que expande de 12.68% a 15.69% la proporción de su espacio marino bajo conservación.

Esta decisión contribuye al esfuerzo global para alcanzar la Meta Aichi 11, que busca que se proteja antes del año 2020 al menos el 10 % de las zonas marinas y costeras del mundo, un indicador que actualmente es del 5.7%.

Cabo Blanco, con una extensión de 820.71 kilómetros cuadrados en el Golfo de Nicoya, es el hogar de 37 especies oceánicas de interés y de 8 especies de coral, y posee tres playas de anidamiento de tortugas y tres áreas de importancia para los cetáceos.

“Siendo una nación entre dos océanos, Costa Rica está consciente de los incalculables beneficios que los mares proveen a la vida en la Tierra. Con esto en mente, estamos luchando por convertirnos en un país libre de plásticos y expandir las áreas marinas protegidas, junto con modelos de gobernanza local para gestionar de forma sostenible las pesquerías y el turismo”, sostuvo Luis Guillermo Solís, Presidente de Costa Rica.

Costa Rica, un país famoso por sus volcanes activos, paisajes frondosos y abundante biodiversidad, impulsa una Estrategia Nacional para convertirse en un territorio libre plásticos de un solo uso. Actualmente, 20 % de las 4 toneladas de basura que se producen en el país diariamente termina en los ríos y las costas.

El país combate con ahínco la basura marina y se unió a principios de este año a la campaña global de ONU Medio Ambiente Mares Limpios, que insta a eliminar de aquí al 2022 las principales fuentes de estos desechos: los microplásticos que están en cosméticos y productos de higiene, y los plásticos de un solo uso, como bolsas de mercado y tazas de café.

Veinte Gobiernos se han unido a la campaña Mares Limpios con ambiciosos planes de acción. Brasil se adhirió a la campaña el pasado 7 de junio, mientras otros países de América Latina, como Panamá, República Dominicana y la ciudad mexicana de Tijuana se han comprometido a intensificar sus esfuerzos para combatir la polución marina.

En su estrategia nacional contra el plástico, Costa Rica está promoviendo la sustitución de estos plásticos descartables -cuya degradación en el medio ambiente puede tomar cientos de años-, por materiales renovables que se pueden descomponer en los océanos en un periodo de tiempo no mayor a 6 meses. El país también lanzó una Política Nacional de Humedales (2017-2030) y recientemente trazó una Política Nacional de Saneamiento a largo plazo para prevenir la contaminación del agua.

Costa Rica es anfitriona desde hoy, junto con ONU Medio Ambiente, del Diálogo Global sobre los Océanos (del 8 al 9 de junio), en Puntarenas, en la costa del Pacífico, donde tomadores de decisión de alto nivel y actores de todo el mundo avanzarán en la definición de acciones que garanticen y mejoren la salud de los océanos.

El Diálogo Global también proveerá aportes a la tercera sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que tendrá lugar en Nairobi, Kenia, en diciembre de 2017. El órgano rector de mayor nivel sobre medio ambiente de las Naciones Unidas ha seleccionado el tema “Hacia un Planeta Libre de Polución”. El Ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Édgar Gutiérrez, es el Presidente de la Asamblea.

Unos océanos saludables son esenciales para la vida y el sustento en muchos niveles. Ellos proporcionan beneficios sociales y económicos de amplio espectro y son cruciales para abordar la reducción de la pobreza de millones de personas. Unos océanos prósperos pueden asegurar la alimentación y la seguridad energética, y están íntimamente relacionados con la paz y la prosperidad.

Además, son nuestros mejores aliados para combatir el cambio climático, considerando que anualmente absorben el 25% de las emisiones de dióxido de carbono generadas por actividades humanas.

Sin embargo, los océanos enfrentan desafíos sin precedentes debido al incremento de las actividades humanas y sus impactos. Cada año, más de 8 millones de toneladas de plástico se descargan en los océanos, causando daños por 8.000 millones de dólares. A este ritmo, en 2050 los océanos tendrán más plásticos que peces y aproximadamente el 99% de las aves marinas habrán consumido plástico.