Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica tienen sistemas avanzados de investigación agrícola
16 de junio de 2017, Nanjing, China – Mientras corre el tiempo para cumplir los objetivos mundiales de erradicar el hambre y la pobreza en 2030, los Ministerios de agricultura de cinco de las economías emergentes más importantes del mundo están bien posicionados para asumir un papel de liderazgo en la consecución de estas metas, aseguró hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los cinco países, conocidos colectivamente como «BRICS» (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), constituyen un importante bloque económico. Representan más del 40 por ciento de la población mundial y más del 20 por ciento del PIB mundial. En conjunto, producen más de un tercio de la producción global de cereales. El año pasado, Rusia se convirtió en el mayor exportador de trigo del planeta.
«Los países BRICS juegan un papel político importante en el escenario internacional. Los países en desarrollo de todo el mundo consideran sus éxitos en el desarrollo económico de las últimas décadas como un ejemplo a seguir», aseguró Kundhavi Kadiresan, Directora General Adjunta de la FAO y su Representante Regional para Asia y el Pacífico, al intervenir en la 7ª Reunión de Ministros de Agricultura de los BRICS que tuvo lugar en Nanjing, China.
«Sus experiencias -dijo- señalan un camino que puede ayudarnos a todos a cumplir con nuestros compromisos colectivos globales, en particular los de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible -sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)- y el Acuerdo de París sobre el clima».
Kadiresan señaló que, a pesar de las tendencias hacia una creciente urbanización, la pobreza en el mundo de hoy es básicamente rural. Como resultado, la aceleración del desarrollo rural será clave para lograr alcanzar los ODS.
«La pregunta es: ¿cómo podemos lograrlo? Nuestra experiencia en países de diferentes partes del mundo ha demostrado que se puede hacer mejor a través de una combinación de crecimiento agrícola y protección social selectiva, pero también a través del crecimiento en la economía rural no agrícola», señaló Kadiresan. «La agricultura -añadió- puede ser un motor de crecimiento rural sostenido e inclusivo En los países de bajos ingresos, el crecimiento procedente de la agricultura es doblemente más eficaz para reducir la pobreza que el derivado de otros sectores de la economía».
Igualmente importante es que todas las herramientas, estrategias y tecnologías desarrolladas deben ser útiles y accesibles a los agricultores familiares pobres de los países en desarrollo, de forma que puedan aumentar la producción y la productividad. Un excelente ejemplo de ello son las iniciativas gubernamentales, como la Fetsa Tlala de Sudáfrica, cuyo objetivo es apoyar a los agricultores de subsistencia y a los pequeños campesinos a aumentar las tierras cultivadas y dedicarlas a la producción de alimentos.
BRICS: países punteros en la investigación agrícola
A los ministros presentes en la reunión se les recordó que lograr un crecimiento agrícola requiere también inversiones en investigación y desarrollo, y que los países BRICS podrían desempeñar un papel destacado en este campo, ya que todos ellos cuentan con avanzados sistemas de investigación agrícola que están trabajando en muchos de los desafíos a los que se enfrentan los países en desarrollo, entre ellos cómo alimentar a una creciente población de manera sostenible. La biotecnología también jugará un papel clave en estos avances, al igual que los enfoques agroecológicos. La agricultura climáticamente inteligente será esencial para adaptarse a la incertidumbre de los cambios que acechan a nuestros agricultores, y ella dependerá en gran medida de una investigación puntera.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se extienden cada día más y ofrecen un enfoque prometedor para abordar muchos de los retos que pesan sobre los pequeños campesinos en relación a la información sobre precios, previsiones meteorológicas, vacunas, servicios financieros y mucho más. La FAO colabora con el G20, la OCDE y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) para asegurarse de que estas tecnologías beneficien a los pequeños agricultores.
El crecimiento agrícola no resuelve los problemas por sí solo
El crecimiento agrícola, por importante que sea, no puede erradicar el hambre y la pobreza por sí mismo: los programas de protección social también pueden jugar un papel clave en el desarrollo rural. Estos programas tienen un impacto importante para la reducción de la pobreza y en la salud, y pueden además fortalecer la confianza de los agricultores familiares, instándoles a ser más emprendedores. La iniciativa Fome Zero de Brasil y la Ley Nacional de Garantía de Empleo Rural de la India son referencias mundiales en este sentido.
Kadiresan destacó que es importante no pasar por alto el papel clave que desempeña la economía rural no agrícola a la hora de fomentar el desarrollo rural.
«A medida que las economías se transforman, la mayoría de los hogares agrícolas obtienen ingresos significativos de actividades distintas de la agricultura, y estos ingresos proporcionan no sólo un nivel de vida más alto, sino también en muchos casos más estable, según Kadiresan, quien explicó que los Gobiernos son clave para impulsar esta transformación mediante las inversiones en salud rural y educación. «Si bien estas inversiones normalmente no están dentro del mandato del Ministerio de Agricultura -añadió-, debemos apoyarlas, ya que son en interés de nuestra población rural. ¿Dónde estaríamos hoy sin las oportunidades que nos dieron nuestros antiguos maestros y un sólido sistema educativo?»
Los participantes en la reunión escucharon que el comercio internacional también puede servir como un instrumento eficaz para promover la seguridad alimentaria y ser una herramienta de adaptación al cambio climático. Cuando se produce una mala cosecha -algo inevitable y que ocurre en cualquier país en algún momento-, las importaciones oportunas pueden ayudar a reequilibrar la economía alimentaria doméstica. A este respecto, el Sistema de Información de Mercados Agrícolas (AMIS) -una iniciativa del G20 liderada por la FAO-, contribuye de forma importante a garantizar el buen funcionamiento y transparencia de los mercados mundiales de alimentos.
Kadiresan valoró positivamente la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda promovida por China (denominada en inglés One Belt. One Road -OBOR-) que, según dijo, supondrá una gran oportunidad para la Cooperación Sur-Sur entre todos los países involucrados. Paralelamente, reconoció la función de liderazgo del Gobierno chino en el apoyo al programa de cooperación Sur-Sur y triangular de la FAO.