Tras haber registrado un mínimo histórico de hielo el pasado febrero, la Antártida ha experimentado la reducción gradual de sus barreras heladas a un ritmo nunca antes visto. La península Antártica ha sufrido especialmente las consecuencias del calentamiento global: desde el año 2014, la grieta que atraviesa la barrera de hielo Larsen C se ha ido agrandando gradualmente, lo que implicaría graves consecuencias para el continente y para todo el planeta. Este último crecimiento de 17 kilómetros se ha producido entre el 25 y el 31 de mayo de 2017, según los científicos.
En febrero, esta grieta ya había experimentado un aumento, llegando a los 175 kilómetros de largo, y los científicos advertían de que pronto podría llegar al mar. Ahora, en junio, ha alcanzado una longitud de más de 190 kilómetros, una profundidad de 533 metros y en algunas zonas llega a los 3 kilómetros de ancho. Lo realmente alarmante es que a la grieta solamente le faltan unos 12 kilómetros para llegar hasta el mar y romperse del todo, formando uno de los mayores icebergs de la historia. Según el estudio, este gigante de hielo podría ocupar una superficie de entre 4.600 y 6.400 kilómetros cuadrados. En el escenario más pesimista, este iceberg podría tener más de dos veces la superficie de Luxemburgo.
De hecho, es un acontecimiento que sucederá casi con seguridad, según describieron en un artículo reciente los científicos encargados del Proyecto Midas de las universidades británicas de Swansea y Aberystwyth, que llevan años investigando los efectos del calentamiento global y del cambio climático en la Antártida occidental. Empleando imágenes por satélite, han documentado el desarrollo de esta grieta durante años y han sido capaces de predecir su fatídico destino y sus posibles consecuencias.
Larsen C es la cuarta barrera de hielo más grande del continente y la más grande de su región, la península Antártica. Estudios previos habían señalado la progresiva debilitación de esta barrera, una debilitación que ha aumentado su ritmo desde el año 2014. La grieta ya atraviesa más de la mitad de esta capa, lo que significa que podría seccionar una enorme parte de la barrera, perdiendo entre un 9 y un 12 por ciento de su área, según los científicos. Es más, solo le quedarían unos 13 kilómetros para que la grieta alcanzase el mar y partiese por completo la plataforma. El hielo restante de la barrera sería inestable, según el artículo.
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