En buena parte de América Latina -y especialmente en el Caribe- mantener a locales y turistas refugiados de las altas temperaturas tiene su precio. Y se trata de un precio monetario, pero también ambiental.
Los sistemas de aire acondicionado, que funcionan principalmente a base de energías fósiles -las más contaminantes-, están generando graves problemas de sostenibilidad medioambiental, como son la contaminación atmosférica por la emisión de gases de efecto invernadero y la afección directa de la capa de ozono.
El consumo masivo de aire acondicionado en resorts, hospitales y hogares también representa un importante costo energético para los países. De hecho, el uso de aire acondicionado a nivel regional representa alrededor del 40% del total de la energía eléctrica que se consume y, teniendo en cuenta que el precio promedio de la energía en muchas de las islas del Caribe supera los US $0,30 por kW/h, las facturas de energía son bastante altas, especialmente para el sector hotelero.
La buena noticia es que la solución a este problema puede estar más cerca de lo esperado: en los propios mares que rodean a América Latina.
Estudios recientes de CAF confirman que es posible usar aguas marinas profundas para generar aire acondicionado en algunas ciudades de la región, a un costo mucho menor que las fuentes convencionales y con un impacto positivo para el medio ambiente. Con base en los estudios, inicialmente centrados en el Caribe, se creó el Programa Regional de Enfriamiento Urbano, que pretende contribuir a sistemas energéticos sostenibles y eficientes en toda la región.
¿Cómo funciona?
Estos sistemas son relativamente sencillos ya que consisten en instalar una tubería que llega a profundidades del mar cercanas a los mil metros (donde la temperatura del agua es de alrededor de 5°C) desde la que se transmite a la estación de enfriamiento. Allí se bombea agua para enfriar el aire en las instalaciones comerciales, hoteleras y residencias que utilizan aire acondicionado centralizado. Luego de terminar el recorrido, el agua retorna a la estación de enfriamiento para ser devuelta al mar.
La tecnología, denominada SWAC por sus siglas en inglés (Sea Water Air Conditioning), puede ser viable en aquellas zonas costeras donde el mar está próximo a las edificaciones, alcanza profundidades mayores a los 800 metros y donde la demanda supera las 1000 toneladas de refrigeración diarias por cliente. Algunas localidades que pudiesen ser ejemplo para el desarrollo de esta tecnología son: Puerto Plata, República Dominicana, y Bahía Montego, en Jamaica.
Para las zonas no costeras o donde no se puedan obtener aguas marinas profundas, se implementan sistemas de enfriamiento híbridos que combinan el uso de aguas templadas con sistemas convencionales (chillers). En estos escenarios, el agua puede provenir de un distribuidor externo, ríos, lagos cercanos o agua marina poco profunda, que es enfriada en una estación central y posteriormente enviada a centros de consumo de aire acondicionado.
Los resultados obtenidos hasta la fecha muestran que la implementación de sistemas de enfriamiento resulta beneficiosa, especialmente para los mayores consumidores de energía eléctrica por cuenta del aire acondicionado convencional.
Por este motivo, Finlandia, Suecia, Canadá, Estados Unidos y Holanda ya han incluido estos sistemas hace varios años en algunas de sus edificaciones. Además, se vienen implementando proyectos SWAC en la isla La Reunión, al oeste de África y en Hawaii.
¿Cuáles son sus beneficios?
El medio ambiente resultaría beneficiado con esta tecnología, dado que la adopción de sistemas de enfriamiento urbano disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% aproximadamente y al mismo tiempo reduciría en un 100% las sustancias agotadoras del ozono, SAO.
La implementación de esta tecnología generaría ahorros hasta de 30% en el consumo eléctrico y costos económicos relacionados al mantenimiento y operación de los sistemas convencionales de aire acondicionado, especialmente en hoteles, aeropuertos, centros comerciales y edificios públicos.
Los costos de mantenimiento podrían disminuirse en un 85% para los clientes al trasladar estas actividades al proveedor del servicio de enfriamiento.
El tiempo de recuperación de la inversión se calcula alrededor a los 5 a 7 años, dependiendo del sistema, la demanda y algunos factores del modelo económico.
Generaría impactos positivos para la economía de los países, pues en muchas islas las necesidades energéticas dependen en más del 90% de combustibles fósiles importados, lo cual incide de manera importante en su balanza comercial.
Gracias a los múltiples beneficios que ocasionaría la adopción de tecnologías de enfriamiento urbano en América Latina, CAF está impulsando la realización de estudios en Panamá, República Dominicana y Colombia para analizar la posible implementación de estos sistemas.