3 de julio de 2017, Roma – Alcanzar la meta de erradicar el hambre y la malnutrición que la comunidad internacional se ha fijado para 2030 es de hecho posible, pero ello requiere más actuaciones, incluyendo mayores inversiones en agricultura y desarrollo rural sostenible, aseguró hoy el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.

Al intervenir en un acto paralelo sobre el Hambre Cero organizado en coincidencia la Conferencia de la FAO, Graziano da Silva recordó algunos datos que reflejan un panorama sombrío.

«Hoy en día -señaló- más de 800 millones de personas siguen sufriendo subalimentación crónica … y lamentablemente la cifra ha comenzado a crecer de nuevo».

Alrededor de 155 millones de niños menores de cinco años padecen retraso del crecimiento, -cerca de la cuarta parte del total mundial-, mientras que 1 900 millones de personas tienen sobrepeso -de las cuales al menos 500 millones son obesas- y 2 000 millones sufren de deficiencia de micronutrientes.

Mientras que en las últimas décadas se han hecho grandes avances en la lucha contra los flagelos de la pobreza y el hambre -muy vinculados entre sí-, estos logros corren el riesgo de revertirse a medida que los conflictos, el crecimiento demográfico, el cambio climático y la transformación en las pautas alimentarias plantean nuevos desafíos.

El responsable de la FAO subrayó que el mundo se enfrenta a «una de las crisis humanitarias más grandes de la historia» con más de 20 millones de personas amenazadas por la hambruna en cuatro países: el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.

Políticas y entorno institucional propicios

Graziano da Silva señaló que la Agenda 2030 exige un sólido compromiso con la toma de decisiones nacionales y una mayor autosuficiencia por parte de los Estados miembros, subrayando que «estamos viendo como esto está ocurriendo con iniciativas regionales y organizaciones que desempeñan un papel importante».

En este sentido citó la Declaración de Malabo, adoptada por los dirigentes de la Unión Africana para poner fin al hambre en África en 2025 y se refirió también al firme compromiso con la seguridad alimentaria de los países de la región de Asia y el Pacífico y de América Latina y el Caribe.

Convertir la voluntad política en acción requiere centrarse más en las estrategias nacionales, incluidas las relativas a las políticas de nutrición, salud y educación. El Director General de la FAO pidió que se refuercen los mecanismos de gobernanza y coordinación para facilitar el diálogo y crear incentivos para que los diferentes sectores y partes interesadas trabajen juntos y den un enfoque más preciso a las iniciativas para lograr el Hambre Cero. «Para ello, los responsables de la toma de decisiones necesitan evidencias sólidas y relevantes, incluyendo estadísticas y datos de vigilancia», añadió.

«Y por último, pero no por ello menos importante, tenemos que aumentar notablemente las inversiones», concluyó Graziano da Silva.

«El hambre es a menudo consecuencia de la pobreza y la desigualdad. Es el resultado de la exclusión de los pequeños productores de los sistemas alimentarios a gran escala», denunció por su parte el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert Houngbo, al intervenir el acto.

Houngbo advirtió que «francamente, al ritmo actual, la comunidad internacional no va en camino de cumplir su compromiso con el Hambre Cero para 2030», aunque señaló que el objetivo puede alcanzarse «si actuamos ahora para lograr sistemas alimentarios inclusivos y sostenibles y crear resiliencia entre la población rural pobre y los ecosistemas de los que dependen».

Alcanzar el Hambre Cero para 2030 «tiene cero posibilidades de lograrse en el entorno en el que vivimos hoy», dijo a su vez el Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley. «Los gobiernos -indicó- tienen que actuar para atenuar los conflictos, auténticos callejones sin salida creados por el hombre en el camino hacia el Hambre Cero».

Añadió que la FAO, el FIDA y el PMA «están trabajando juntos de una manera tal vez sin precedentes, tanto porque sus partes interesadas nos lo piden como porque la situación lo requiere».

El Comisario Europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, en su discurso principal en el acto paralelo dedicado al Hambre Cero, señaló que para impulsar el crecimiento de la economía de África, se necesitan inversiones. «Ni la ayuda oficial al desarrollo ni las remesas pueden proporcionar recursos suficientes. Se requiere la inversión privada: de hecho, ya es la mayor fuente de financiación para el desarrollo», dijo.

«Otra clave más para crecer es generar mayor valor añadido para los productos africanos, junto con un mejor acceso a los mercados de valor más elevado. Los jóvenes empresarios agrícolas de África necesitan productos de calidad para vender, mejores métodos de producción para cultivarlos y acceso a mercados adecuados para venderlos», indicó Hogan.

El evento paralelo de hoy incluyó el panel de discusión Hambre Cero: sinergias globales, regionales y nacionales para alcanzar el ODS2, con la participación del ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Roger Martínez Bonilla, que también es Presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC); el ministro de Agricultura y Recursos Naturales de Etiopía, Eyasu Abraha, el ministro de Agricultura y Bosques de la República Democrática Popular Lao, Liane Thykeo y Amira Gornass, Embajadora de la República de Sudán y actual Presidenta del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA).