Los mares del Caribe son mundialmente conocidos por sus tesoros escondidos, sus peligrosos tiburones o su dinamismo comercial en épocas coloniales.
Pero la historia se renueva, y a esta lista podremos sumar, dentro de muy poco, un nuevo aspecto que beneficiará a todos los habitantes de la región: su capacidad para generar recurso para aire acondicionado limpio y más barato.
Estudios recientes centrados en el Caribe indican que es posible usar aguas marinas profundas para generar aire acondicionado en algunas ciudades de América Latina, a un costo mucho menor que las fuentes convencionales y con un impacto positivo para el medio ambiente.
Se trata de sistemas relativamente sencillos: se instala una tubería que llega a buenas profundidades del mar (donde la temperatura del agua es de 5°C) para trasladar el agua a una estación central de enfriamiento. Desde allí se bombea a través de una red de tuberías, agua para enfriar el aire en las instalaciones comerciales, hoteleras y residencias que utilizan aire acondicionado centralizado. Luego de terminar el recorrido, el agua retorna a la estación de enfriamiento para ser devuelta al mar.
Estos nuevos sistemas contrastan con los que actualmente se usan en la región, que generalmente funcionan a base de energías fósiles, las más contaminantes, hecho que genera serios problemas de sostenibilidad ambiental. De hecho, se calcula que a nivel regional el aire acondicionado es responsable de alrededor del 40% del total de la energía eléctrica que se consume.
Además, el uso de sistemas de aire acondicionado contaminantes también afecta a la situación económica de muchos países, especialmente los que no producen su propia energía. Este es el caso de las islas del Caribe, cuyas necesidades energéticas dependen en más del 90% de combustibles fósiles importados y, por esta razón, deben pagar tarifas elevadas de electricidad que a veces triplican las de los países industrializados.
Este descubrimiento cobra especial relevancia, por ejemplo, ante situaciones como las vividas en los últimos meses, cuando buena parte de América Latina y el Caribe sufrió temperaturas extremas, que alcanzaron sensaciones térmicas de 47° en Panamá o 40° en parte de Colombia, Chile, Perú, Argentina, Nicaragua, Honduras, México y algunas Islas del Caribe.
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