España anunció este miércoles que se suma a la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente.
La 14° economía más grande del mundo se une a la iniciativa que busca limpiar los mares de plásticos y que cuenta con el respaldo de 32 estados miembros.
“En los últimos seis años hemos desarrollado la nueva Estrategia Marina de España y uno de sus objetivos principales es abordar la cuestión de la basura que termina en los océanos», dijo Raquel Orts Nebot, Directora General de Sostenibilidad de la costa y el mar de España. «En este sentido, confirmo que España se une a la campaña de ONU Medio Ambiente sobre la limpieza de los mares, con el firme propósito de apoyar esta iniciativa global y contribuir a su impacto en todo el mundo».
“El compromiso de España con esta campaña envía un mensaje importante a toda la región mediterránea y al mundo”, dijo el Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente, Erik Solheim. “Los océanos son fundamentales para nuestra supervivencia y debemos hacer todo lo que podamos para protegerlos”.
El plástico causa importante de daños ambientales y problemas de salud. Contamina el medio ambiente; mata aves, peces y otros animales que lo confunden con alimentos y perjudica los destinos turísticos y la pesca.
Sin embargo, el uso de plástico sigue creciendo. Cada año, 8 millones de toneladas son arrojadas a los océanos. La mayor parte son plásticos desechables, como vasos, bolsas, pajitas, botellas y microplásticos (pequeñas partículas) provenientes de productos cosméticos. Si mantenemos el ritmo actual, para 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
En el Mediterráneo, recientemente se destacó el crecimiento de una masa de residuos plásticos con concentraciones similares a la isla de basura del Pacífico Norte.
La campaña Mares Limpios pide a los gobiernos que creen leyes nacionales eficaces y estímulos para que las empresas y los ciudadanos produzcan y consuman de forma más sostenible.
Indonesia se ha comprometido a reducir la basura marina en un 70%, Canadá ha incluido los microplásticos en la lista de sustancias tóxicas y Nueva Zelanda, Reino Unido y EE.UU. las han prohibido.