Desde hace siglos, la Amazonía ha sido el hogar de millones de personas, que han construido sus comunidades en la naturaleza. Han desarrollado métodos para cultivar y vivir en armonía con la tierra.
El cambio climático amenaza no solo los recursos naturales de la Amazonía, también las vidas y los medios de subsistencia de las personas que la consideran su hogar.
Jorge Job Trigoso es un miembro de la comunidad de Villa Florida, una de las 10 comunidades y aproximadamente 306 familias que trabajan en la gestión de la nuez de Brasil en la Reserva Nacional de Vida Silvestre Manuripi en Bolivia. A pocos kilómetros de allí, Omar Masx vive en la comunidad de Curichón, y también se ha beneficiado de la producción sostenible de açaí y nueces de Brasil. Ambos tienen una cualidad en común: son los custodios del bosque.
“Aquí no cortamos las plantas, esta es un área protegida donde no deberíamos talar árboles o leña, entendemos dónde vivimos”, explica Trigoso, señalando con el gesto los extensos bosques que rodean su casa.
En la frontera de Bolivia, Brasil y Perú, la reserva Manuripi se extiende por 747 000 hectáreas y es una de las áreas con mayor diversidad de vida silvestre en Bolivia. Cuenta además con los ríos Madre de Dios y Manuripi, dos de los más importantes en la cuenca del Amazonas.
Las áreas protegidas, como la de Manuripi, son consideradas una de las mejores vías para conservar la biodiversidad y ayudar a afrontar de forma natural el cambio climático, ya que los bosques reducen los gases de efecto invernadero. Las áreas protegidas preservan los ecosistemas, a la vez que mantienen los valores culturales de sus habitantes y promueven sus formas tradicionales de administrar los recursos naturales.
Una visión para la preservación de la Amazonía
Con RedParques como principal socio de implementación, la FAO junto con la UICN, el PNUMA, WWF y la Unión Europea han desarrollado el proyecto Integración de Áreas Protegidas de la Amazonía (IAPA). Este proyecto involucra a los 8 países (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) más el territorio de la Guayana Francesa, que conforman el bioma amazónico.
El proyecto IAPA fomenta la supervisión efectiva y colaborativa de las áreas protegidas de la Amazonía. Esto ayuda a minimizar los impactos del cambio climático en el bioma amazónico y a aumentar la resiliencia de los medios de vida de la población ante los cambios ambientales. Al garantizar un enfoque regional y transfronterizo de la Amazonía, el proyecto protege mejor su biodiversidad y salvaguarda las comunidades y las economías locales que dependen de ella como fuente de alimentos y sustento.
“Nosotros —explica Omar— somos los que debemos cuidar el bosque. Por ejemplo, solíamos cortar el árbol del açaí para obtener sus frutos. Ya no lo hacemos, trepamos al árbol para recolectarlos. Debemos cuidar los árboles porque vivimos de ellos”.
En Manuripi, la economía ha dependido principalmente de los recursos del bosque, especialmente açaí y nueces de Brasil. Hoy en día, la población de Manuripi también se está aventurando en la producción sostenible de açaí. El manejo sostenible del açaí y las nueces de Brasil se ha convertido en un modelo a seguir para las comunidades amazónicas. Las nueces de Brasil, por ejemplo, han logrado incluso ser certificadas a nivel internacional como producto de calidad.
El Paisaje Sur es uno de los dos ámbitos de acción prioritarios para el proyecto IAPA. Está compuesto por la Reserva Nacional de Vida Silvestre Manuripi (Bolivia), el Parque Estatal Chandless y la Reserva Extractiva Cazumbá-Iracema (Brasil), el Parque Natural Alto Purús y la Reserva Comunal Purús (Perú).
Lo que estamos protegiendo
Para Jorge, Omar y las comunidades de la Amazonía, hacer que los medios de subsistencia sean sostenibles y proteger sus recursos son aspectos cruciales para la supervivencia.
Da igual en qué lugar del planeta vivamos, la Amazonía nos beneficia de múltiples formas: elimina el dióxido de carbono del aire y purifica nuestra agua. Son servicios que damos por sentados, pero sin los cuales nuestro mundo cambiaría. Lo que le sucede en la Amazonía nos afecta a todos.
“La Amazonía es el pulmón del mundo; es una parte muy importante debido a todos los servicios que ofrece a los diferentes países del mundo”, enfatiza Andrea Barrero, Oficial de los Parques Nacionales de Colombia.
Protección coordinada
Comunidades como las de Jorge y Omar están aprendiendo sobre el uso responsable de los recursos de la Amazonía. Al trabajar con instituciones de las áreas protegidas de Brasil y Perú, estas comunidades aprenden unas de otras y adoptan las mejores prácticas para la preservación de estas áreas. Este aprendizaje e intercambio de ideas y experiencias ha enriquecido el proyecto IAPA.
A través de capacitaciones y talleres conjuntos que ayudan a coordinar los planes de acción y las experiencias de los diversos países del bioma amazónico, el proyecto ofrece una perspectiva más amplia para que los países amazónicos trabajen juntos y piensen más allá de las fronteras.
Entre 2011 y 2015, la región ha designado 44 nuevas áreas protegidas. El proyecto IAPA se ocupa de que estas áreas se coordinen y administren adecuadamente con un enfoque regional. Hasta la fecha, más de 170 millones de hectáreas de la región amazónica están protegidas y la visión amazónica trata de explorar nuevas prioridades de conservación en beneficio de las poblaciones locales.