El toque de rebato fue hecho este miércoles por un panel de Alto Nivel que reúne a once jefes de Estado y un asesor especial en materia de agua y que está copresidido por el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el presidente de Mauricio, Ameenah Gurib-Fakim.
El Panel entregó el informe cojunto de la ONU y el Banco Mundial titulado “Que cada gota cuente: Una Agenda para la Acción del Agua” al Secretario General de la ONU, António Guterres. Este reporte se enmarca en el contexto de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El documento revela que el 40 % de la población mundial está afectada por la escasez de agua y que, al menos, setecientos millones de personas corren el riesgo de verse desplazadas de aquí al 2030 debido a la falta de este recurso vital.
Esas cifras parecen reducidas frente a los 2000 millones de personas que en este momento se ven obligadas a beber aguaque no presenta todas las garantías de salubridad, o los 4500 millones que no cuentan con unas instalaciones sanitarias suficientemente higiénicas.
Una crisis con múltiples dimensiones
Pero, además, la falta de agua o el límite en el acceso al agua potable tienen ramificaciones que van más allá de la salud y afectan a aspectos sociales, culturales, económicos y ambientales.
Por ejemplo, las mujeres y las niñas sufren más por la falta de agua y de servicios de saneamiento, lo que pone en riesgo no solo su salud, sino su educación también.
Otro ejemplo resulta del hecho de que el 80 % de las aguas residuales es descargada en los mares y ríos sin ser tratada, lo que impacta en el medio ambiente.
También da una idea de la crisis el siguiente dato: el 90 % de los mil desastres naturales más devastadores desde 1990 han estado relacionados con el agua.
“El mundo afronta una crisis del agua. El agua es un recurso precioso y una de las mayores amenazas al avance económico, la erradicación de la pobreza, la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible”, señalan estos líderes en una carta abierta en la que reconocen la necesidad de poner en marcha “políticas sólidas, una gestión transparente e ideas innovadoras”.
También aseguran que es necesario doblar las inversiones en infraestructuras hidráulicas en los próximos cinco años y en buscar formas para hacer atractiva esa inversión.
Pero advierten que los “muchos cambios que se necesitan no van a ser fáciles”.
Una cuestión de vida o muerte
“El agua es un elemento esencial de los seres humanos. El 60 % de nuestro cuerpo está compuesto de agua, por lo que no es una exageración decir que la escasez de agua es un asunto de vida o muerte”, dijo el Secretario General, Antonio Guterres.
El informe supone una llamada para llevar a cabo un cambio fundamental en la forma en que el mundo gestiona el agua y poder lograr así los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el número 6, relativo al agua limpia y el saneamiento.
El agua, el cambio climático y América Latina
En representación de México, el documento fue entregado al Secretario General por el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, y el director de la Comisión Nacional del Agua de México, Roberto Ramírez de la Parra.
“Somos una región sumamente vulnerable ante los efectos del cambio climático, pero no había habido un esfuerzo importante de coordinación para diseñar políticas para enfrentar la escasez del agua”, explicó Pacchiano, en una entrevista con Noticias ONU. “Para 2030, casi el 40 % del planeta va a tener problemas de abasto de agua. Si no empezamos a tomar medidas hoy, vamos a tener dificultades”.
“La principal víctima del cambio climático se llama agua”, dijo por su parte Ramírez de la Parra. Las lluvias torrenciales, los huracanes más potentes y las sequías son algunas de las consecuencias de este fenómeno. “Todo el mundo piensa en los gases de efecto invernadero, pero si alguien quiere ver qué está sucediendo con el cambio climático hay que voltear a ver el agua”.
Una de las recomendaciones que el panel ha presentado es crear una base de datos compartida entre diferentes países para, por ejemplo, administrar mejor las cuencas de agua compartidas. “México es un claro ejemplo. Nosotros compartimos frontera y cuenca con Estados Unidos, tanto por la parte del Río Bravo, como del Río Colorado”, explicó Ramírez. “Nuestras experiencias tienen que servir como recomendación para otros países”.