La contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud y causa aproximadamente 7 millones de muertes anualmente.
Los contaminantes de corta duración –como carbono, metano, ozono y partículas aéreas producidas por las operaciones industriales y la quema de diésel, carbón, queroseno o biomasa- son responsables de alrededor de un tercio de las muertes por derrames, enfermedades crónicas respiratorias y cáncer de pulmón, y de un cuarto de las muertes por infarto cardíaco. Estos contaminantes también están contribuyendo al cambio climático, la disminución de la productividad laboral y la creciente inseguridad alimentaria del mundo.
Cada año casi 7 millones de personas mueren prematuramente debido a la poca calidad del aire.
Las partículas que perduran, como el polvo, incluyendo aquellas trasladadas a larga distancia por la arena o las tormentas, también contaminan el aire que respiramos.
Las partículas de polvo pueden causar muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, cáncer de pulmón, infecciones de ojos y piel, e infecciones respiratorias agudas.
Las tormentas de polvo también reducen los suministros de agua, comprometen las fuentes de energía renovable y aumentan la desertificación, la sequía y la salinidad del suelo.
A través de la Alianza para Combustibles y Vehículos Limpios, ONU Medio Ambiente ayuda a los países a reducir la contaminación del aire a través de la adopción de tecnologías y estándares para tener combustibles y vehículos más eficientes. Junto a la Organización Mundial de la Salud y la Coalición Clima y Aire Limpio, ONU Medio Ambiente participa en la campaña global Respira la vida, que busca movilizar a las ciudades y a las personas a proteger nuestra salud y la de nuestro planeta de los efectos de la polución.
También hemos diseñado y construido a bajo costo una unidad de monitoreo de calidad del aire que transmite información de forma segura. La tecnología actualmente es puesta a prueba en Kenia.