Para paliar esa situación, los gobiernos de la región de Asia y el Pacífico deben centrarse en lograr el reto de acabar con el hambre para el 2030, indicó este jueves el director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura.
Y para conseguirlo, han de reducir la pobreza rural y ajustar las necesidades del sector agrícola al cambio climático.
«Es fundamental aumentar la fortaleza de las comunidades rurales, en particular de los agricultores familiares, donde aún se concentran la pobreza y el hambre», indicó José Graziano da Silva en la apertura de la Conferencia Regional de la FAO para Asia y el Pacífico.
Da Silva destacó que los países de esa región han conseguido “notables avances” en la reducción de la desnutricióndurante las dos últimas décadas y recordó que de los 815 millones de personas que sufrían hambre en el mundo durante 2016, 490 millones estaban ubicados en esa región.
Destacó que el rápido crecimiento económico de la zona no se ha traducido en mayores ingresos para las comunidades rurales.
Para enfrentarse a esa situación, recomendó sistemas de protección social y programas de alimentación escolar que, además de haber probado su eficacia, adquieren productos de proximidad a agricultores familiares.
El cambio climático y la obesidad dos graves obstáculos para las Islas del Pacífico
Los estados más desprotegidos frente al cambio climático son las islas del Pacífico, resaltó Da Silva al recordar que recientemente sufrieron el embate de dos ciclones.
El máximo responsable de la FAO señaló que esta situación ilustra cómo la adaptación de estas naciones al cambio climático y la resistencia ante los desastres “es una cuestión de supervivencia”.
Por otro lado, mostró su preocupación por la obesidad ya que, de acuerdo con las cifras de la Organización Mundial de la Salud, en algunos casos, hasta el 90 % de la población de las islas padece sobrepeso.
Una de las soluciones pasa por la promoción de medidas en el sector público. Las políticas nacionales resultan fundamentales para promover la nutrición como un problema de carácter público; es responsabilidad de todos y los consumidores deben ser conscientes de las ventajas e inconvenientes de lo que están comiendo.
“Esto implica educación nutricional, concienciación, así como regulaciones sobre el etiquetado y la publicidad”, según Da Silva.
El director general solicitó a los socios internacionales y regionales que contribuyan con apoyo financiero y técnico para poner en práctica el Programa de Acción Mundial sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.