• La aplicación de medidas para disminuir las emisiones de carbono negro, metano e hidrofluorocarbonos de aquí a 2050 puede reducir el calentamiento en la región hasta en 0,9 °C, disminuir en más de 20% la tasa de mortalidad por contaminación del aire y evitar la pérdida de hasta 4 millones de toneladas de cultivos básicos.
  • Si no se toman medidas, de aquí a 2050 la mortalidad prematura anual a causa de la contaminación del aire se duplicará.

Ciudad de Panamá, 19 de abril de 2018.- América Latina y el Caribe podría reducir en 0,9°C el aumento de temperatura regional en 2050 si aplica medidas estratégicas contra los contaminantes climáticos de vida corta como el carbono negro (hollín), el metano, el ozono troposférico y los hidrofluorocarbonos (HFC), concluyó una evaluación lanzada hoy.

Las iniciativas de los países de la región para controlar estos contaminantes peligrosos reportarían beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud y la seguridad alimentaria. El reporte indica que se podría disminuir en 26% la tasa anual de muertes prematuras asociadas a la contaminación por material particulado fino y en 40% las muertes vinculadas al ozono. A la vez, se evitaría la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de cultivos básicos cada año.

La primera Evaluación Integrada de los Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCCV) de la región, que comprende el trabajo de 90 autores dirigidos por un grupo de expertos, fue lanzada este jueves 19 de abril por ONU Medio Ambiente y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC).

El potencial de calentamiento global de todos los contaminantes climáticos de vida corta es entre cientos y miles de veces mayor que el del dióxido de carbono. Además, el carbono negro y el ozono también perjudican gravemente la salud humana y de las plantas.

La evaluación reveló que la mala calidad del aire y el cambio climático ya están afectando a las poblaciones vulnerables y al medio ambiente de la región, y ocasionando muertes prematuras, disminución del rendimiento de las cosechas y daños a los ecosistemas.

Se estima que en 2010 murieron prematuramente en la región 64.000 personas debido a la exposición a material particulado fino (PM2,5) y al ozono troposférico (a nivel de piso). El ozono también fue responsable de una pérdida de rendimiento de los cultivos de soja, maíz, trigo y arroz estimada en 7.4 millones de toneladas. Se prevé que, si no se toman medidas para mejorar la calidad del aire, de aquí a 2050 la mortalidad prematura anual a causa del PM2,5 y la exposición al ozono casi se duplicará, en tanto que las pérdidas anuales de cultivos podrían ascender a 9 millones de toneladas.

“Este informe recomienda medidas concretas encaminadas a reducir los contaminantes climáticos de vida corta. Si los países de la región las ponen en marcha, contribuirán a mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo del umbral de 2°C establecido en el Acuerdo climático de París”, dijo Leo Heileman, Director Regional de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe.

“Los países de la región están trabajando conjuntamente para redoblar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático. Estas medidas apoyan la Agenda 2030, ya que reducen la vulnerabilidad e impulsan el crecimiento económico y la innovación en esferas como las de la energía limpia y la eficiencia energética”, afirmó Heileman.

La agricultura, el transporte y la refrigeración doméstica y comercial son los sectores que producen las mayores emisiones de metano, carbono negro, material particulado e hidrofluorocarbonos, respectivamente.

Para 2050 podrían reducirse 45% las emisiones de metano a través de seis intervenciones en cuatro sectores: la producción y distribución de petróleo y gas, la gestión de residuos, la minería del carbón y la agricultura. Entre estas se incluyen actividades como la recuperación y el uso de los gases liberados en la producción de petróleo y gas, la separación y el tratamiento de los residuos sólidos municipales biodegradables y la recuperación del biogás procedente del estiércol del ganado mediante el uso de la digestión anaeróbica.

Las emisiones de carbono negro pueden reducirse más de 80% de aquí a 2050 en la mayoría de los países si se hace hincapié en las iniciativas encaminadas a modernizar las cocinas y las estufas, adoptar normas equivalentes al estándar Euro VI sobre vehículos diésel, incorporar filtros de partículas diésel en los vehículos, eliminar los vehículos con altas emisiones y hacer cumplir las prohibiciones de quema de residuos agrícolas a cielo abierto.

El empleo de alternativas a los hidrofluorocarbonos amigables para el clima en los equipos de refrigeración y climatización puede eliminar casi por completo estos potentes gases de efecto invernadero y aumentar la eficiencia energética de los aparatos.

Helena Molin Valdés, Jefa de la Secretaría de la Coalición Clima y Aire Limpio, manifestó que el informe constituye una oportunidad para los Estados y una invitación a que estos fortalezcan las iniciativas nacionales y la cooperación regional a fin de reducir este tipo de contaminantes.

“El informe describe las esferas en las que los países pueden y deben actuar de manera más ambiciosa para reducir el calentamiento global y mejorar la calidad del aire a corto plazo”, comentó Molin Valdés.

“Numerosos países ya están poniendo en marcha medidas para eliminar las emisiones procedentes de los sectores del transporte y la energía, pero su aplicación no es uniforme en la región. Unas políticas públicas más exigentes y un mayor control de la contaminación pueden impulsar los incentivos económicos y los beneficios para la acción climática, la salud, la agricultura y el desarrollo sostenible. Resulta esencial actuar con rapidez”, añadió Molin Valdés.

En el informe técnico que acompaña a esta evaluación (Progresos y oportunidades de la reducción de los CCVC en la región de América Latina y el Caribe) se presentan ejemplos de iniciativas y medidas que han contribuido a reducir eficazmente las emisiones de contaminantes climáticos de vida corta en los países analizados. Los ejemplos incluyen medidas técnicas y no técnicas que abarcan una variedad de sectores clave, como el transporte; la minería del carbón y la producción de petróleo y gas; el tratamiento de residuos sólidos y aguas residuales municipales; la cría de ganado y la quema al aire libre; la calefacción y las cocinas residenciales; y las pequeñas fuentes industriales.

Notas:

Principales contaminantes climáticos de vida corta en la región de América Latina y el Caribe

Metano (CH4): Es un potente gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera aproximadamente 12 años. El aumento de las emisiones de metano es la principal causa de calentamiento por gases de efecto invernadero después del dióxido de carbono. No solo tiene una influencia directa en el clima, sino que también se destaca por ser un importante precursor del ozono troposférico (O3).

La región de América Latina y el Caribe es responsable de aproximadamente 15% de las emisiones mundiales de metano. Prácticamente todas ellas se originan en tres sectores: la agricultura (alrededor de 50%); la producción y distribución de carbón, petróleo y gas (alrededor de 40%); y la gestión de residuos (alrededor de 10%).

Ozono (O3): Es un gas que se forma tanto en las capas altas de la atmósfera (la estratosfera) como en las bajas (la troposfera). En la estratosfera, el ozono protege la vida terrestre de las radiaciones ultravioletas (UV) nocivas del sol. No obstante, en los niveles bajos es un contaminante atmosférico perjudicial para la salud humana y los ecosistemas. También es uno de los principales componentes de la niebla urbana y la tercera causa del calentamiento global tras el metano y el dióxido de carbono. Permanece en la atmósfera desde unas horas hasta varios días. Estudios recientes han relacionado la exposición al ozono, tanto breve como prolongada, con la muerte prematura, los infartos de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardiovasculares y posibles trastornos reproductivos y del desarrollo. Este gas reduce el rendimiento de las cosechas y la calidad y productividad de la vegetación.

El ozono se considera un contaminante secundario, ya que no se emite directamente, sino que se forma cuando gases precursores como el metano, el monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno (NOx) y otros compuestos orgánicos volátiles distintos del metano reaccionan en presencia de la luz solar. Es una de las principales razones por las que deben reducirse las emisiones de metano.

Carbono negro: Es una partícula con un elevado potencial de calentamiento climático que permanece en la atmósfera durante días o semanas. Se forma por la combustión incompleta de combustibles fósiles y biocombustibles. El carbono negro y las emisiones que lo acompañan contribuyen a la formación de material particulado fino (PM2,5) que contamina la atmósfera. Este se ha vinculado con diversos perjuicios para la salud, entre ellos la muerte prematura en los adultos, las enfermedades cardiovasculares y pulmonares, los derrames cerebrales, los infartos de miocardio, las enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis, el agravamiento del asma y otros síntomas cardiorrespiratorios.

La región de América Latina y el Caribe es responsable de menos 10% del total mundial de emisiones antropogénicas de carbono negro, excluidas las procedentes de los incendios forestales y de sabanas. El transporte y la quema residencial de combustibles sólidos de cocina y calefacción son responsables de tres cuartas partes de las emisiones de carbono negro en la región. Más de 60% de las emisiones de carbono negro en la región se originan en Brasil y México.

Hidrofluorocarburos (HFC): Son un grupo de sustancias químicas industriales empleadas principalmente en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, las espumas aislantes y los propulsores de aerosoles, y, en menor medida, como solventes y para la protección contra incendios. Muchos son gases de efecto invernadero muy potentes y un número considerable de ellos permanecen entre 15 y 29 años en la atmósfera. Se prevé que el consumo de HFC se doblará de aquí a 2020 y sus emisiones podrían contribuir sustancialmente al calentamiento global a mediados de siglo.

La mayoría de las emisiones de HFC provienen de dos sectores, los equipos móviles de aire acondicionado (alrededor de 20%) y la refrigeración comercial (alrededor de 38%). La tercera fuente de emisiones, con una contribución de aproximadamente 15%, son los equipos residenciales de aire acondicionado de ventana o con unidades separadas. Estos tres sectores brindan una gran oportunidad para la mitigación del cambio climático.