Las respuestas a este fenómeno del cambio climático van a ser respuestas indígenas más que occidentales o científicas. ¿Por qué? En el pasado, durante la época incaica, según un estudio científico realizado por un australiano, John Earls, se explica cómo los indígenas sembraban en diferentes pisos ecológicos para lograr la dispersión del riesgo. En un cerro había varios pisos ecológicos y lo que hacían los incas era sembrar en un piso papas, en otro maíz y así diferentes cultivos. Cuando había un evento extremo climático se afectaba a un piso pero se salvaban los otros. Hoy en día la agricultura comercial plantea extensos monocultivos que van en contra de las posibilidades de adaptación y mitigación. Si viene un evento extremo climático mata todo.
Por su parte, en la amazonia cuando lees las crónicas de los siglos XVII y XVIII te das cuenta cómo actuaban los pueblos indígenas. En el verano, éstos construían charaperas, corrales fluviales, y durante el verano cuando aparecían las tortugas fluviales las metían a esas charaperas y, cuando llegaba el invierno y escaseaba la alimentación, tenían sus corrales con las tortugas para alimentarse.
Y así una serie de actividades de prácticas de preservación de conservación que hoy día no existen en la amazonia. Parte de las soluciones que ahora se denominan de mitigación y de adaptación van a ser la recuperación de prácticas ancestrales de los pueblos indígenas, mucho más que las recetas de la economía moderna. La posibilidad más real está en la recuperación de estas prácticas.