El medioambiente, la sustentabilidad y la gobernabilidad se han vuelto claves de las que pende la estabilidad, no sólo de algunos países, sino de la vida en el planeta. Reducir la huella ecológica es parte (o debería serlo de forma urgente) de la agenda política y financiera.
Los efectos del cambio climático se pueden revertir, a pesar de que su impacto ha cobrado la vida de mucha flora y fauna. ¿Cómo podría lograrse esto? Sólo si todos, todos, cooperamos.
53 trillones de dólares son necesarios para tomar acción respecto al efecto invernadero, el deshielo de los polos y una cultura de prevención en caso de huracanes, tsunamis, inundaciones y fenómenos atmosféricos que cada vez se extienden más y con más fuerza.
Se necesita un movimiento trasnacional, una mentalidad verdaderamente global, más que nunca, porque, para llegar a esos 53 trillones de dólares tenemos que empezar por algún lado, por ejemplo, abriendo nuestra conciencia.
Cambio climático y dinero
Pero ¡cómo podría juntar la humanidad 53 trillones de dólares de la noche a la mañana! Y antes del 2035 y de que se rebasen los 2°C que está alcanzando la temperatura.
Una opción es cobrar más impuestos a las empresas que generan más consumo de combustibles fósiles y un consumo que propaga el efecto invernadero. Otra opción, según los estadistas, sería “seguir el dinero”, es decir, convencer a los inversores e instituciones de que dejen de financiar negocios que emiten todo tipo de concentraciones de carbono.
Compromiso y cambio de mentalidad
En la actualidad, el tema del cambio climático ha dado un giro: ahora o nunca. Que los gobiernos asuman responsabilidad y contengan los efectos del cambio climático resulta una prioridad, sin importar la ideología o los partidos políticos.
Estamos en cuenta regresiva y el cambio de mentalidad es necesario, antes que juntar más dinero y seguir haciendo lobbying (cabildeo y antesalas) que muchas veces es para negociar complicidad con líderes de opinión, políticos o iniciativa privada. Cabildeos que bajo un supuesto enfoque ambientalista recaudan fondos, que no siempre se traducen en resultados comprobables.
¿Cómo comprometer a los mayores inversionistas a integrar la realidad del cambio climático y el daño al medioambiente? Diversos especialistas de la Universidad de Stanfordseñalan que “ese es justo el problema”.
¿Podemos dejar en manos de la bolsa de valores este asunto?
Lo bueno, lo malo y lo peor del cambio climático, no espera. Esto no debe ser información clasificada, porque el bienestar le compete a todas las naciones. El cambio en las economías puede contribuir a juntar algo de esos 53 trillones de dólares, una fortuna que se necesita para preservar cierto grado de equilibrio en los ecosistemas.
Las firmas que se han propuesto bajar la emisión de carbono en sus procesos de producción han probado ser corporativos buenos en otras áreas. Por ejemplo, las empresas que han reducido su emisión de contaminantes han demostrado, además, que tienen finanzas más sanas y mejores modelos de trabajo, donde los trabajadores demuestran mayor índice de satisfacción y productividad.
La doctor Soh Young In de la Universidad de Stanford y el equipo del Global Projects Center, hacen un llamado a la acción e insisten en que es necesario pasar del papeleo a las acciones en lo que se refiere a la inminencia del calentamiento global. “Es necesario seguir el dinero”, subrayan los especialistas. Rastrear a quienes invierten, licitan, venden, etc., para conseguir que la contaminación desmedida no sea algo “opcional” para los gobiernos o los dueños de negocios.
Compartimos 10 consejos para frenar el cambio climático:
1. Usa menos el coche. Cada litro quemado por un auto emite 2.5 kilos de dióxido de carbono (CO2). Usa el transporte público si puedes, o arranca tu día en bicicleta; comparte tu coche y si está en tus posibilidades, adquiere un vehículo eléctrico o elige motores híbridos. Y, por supuesto, no podemos olvidar recomendarte lo más saludable para ti y el mundo: camina.
2. Come menos carne. La ganadería es una de las prácticas que más contribuyen al desastre en el planeta; tan sólo para conseguir 1kg de carne se generan 3kg de CO2 y se gastan hasta 4 mil litros de agua.
3. Modérate en el consumo. La escalada de compras, de hábitos del tipo “úsese y tírese”, es un eslabón sustancial en la prevención de daños ambientales. El planeta no soporta ya nuestra huella nada ecológica. Antes de comprar algo cuestiónate si realmente lo necesitas, y antes de deshacerte de algo considera si puedes hacer algo para alargar su ciclo de vida. Tal vez te interese saber qué es el consumo responsable.
4. Focos y papel. Usa focos de bajo consumo o LED; éstos reducen hasta en un 75% el consumo de electricidad. Y en cuanto al papel, úsalo sólo si es imprescindible; por ejemplo, haz los pagos de servicios en línea y recicla las hojas cuando puedas.
5. No abuses del agua caliente en la regadera. Evita los baños en tina. Cierra la llave mientras te cepillas los dientes o enjabonas los trastes.
6. Reutiliza. Recicla. Y sobre todo: no más plástico. Por persona se acumulan hasta 450kg de basura al año. Separa y recicla la basura. Si tienes patio, balcón o jardín, considera asesorarte y empezar una composta. De igual forma, no está de más recordarte que el plástico hoy en día es tanto que se encuentra incluso en los alimentos que comes. Lleva bolsas de tela y reutilizables al mercado o al súper. Construyamos más sociedades que se olviden del plástico. Cuando estés por usarlo, medita unos instantes: ¿es realmente necesario?
7. Elige productos locales y de temporada. De esta forma, reduces la huella de carbono y demás contaminación que produce la producción y el desplazamiento de productos. Consume productos que no se cultiven con pesticidas.
8. Modera la calefacción, uso de aire acondicionado y energía consumida por electrodomésticos. Recuerda que 20°C es una temperatura suficiente para estar cómodo dentro de casa, y unos 3 grados menos en el dormitorio. No hace falta sudar en invierno. En lugares calientes, considera formas de ventilación amigables con el medioambiente. Desconecta los aparatos que no utilices y no los dejes en modo “stand by”, porque siguen consumiendo energía eléctrica. El programa de lavado en frío de la lavadora reduce en un 80% el consumo energético.
9. Practica formas de vida sustentables. Hace falta mirar sólo unos 100 años atrás, para recuperar milenarias prácticas sustentables que perdimos culturalmente en un fugaz y desafortunado chasquido. Muchas de ellas seguro ya las practicas sin darte cuenta, pero qué mejor si tomas conciencia de eso, las repites con más frecuencia y se las enseñas a los demás. En este link te compartimos algunos consejos básicos de sustentabilidad para comenzar desde el hogar.
10. Educación y reforestación. Es importante que todos aprendamos las consecuencias del aumento de las temperaturas y que intentemos, desde hoy mismo, dejar un planeta sostenible a las generaciones futuras. Hay que plantar más árboles y nuevos saberes para retribuir al planeta.
11. Haz decisiones electorales verdes. Sin duda las desiciones políticas son imprescindibles para comenzar a tomar acción, y nosotros podemos contribuir a que, en efecto, se desarrollen políticas verdes a favor de la humanidad y el planeta. En este sentido, no podemos dejar de recordarte que es importantísimo exigir a nuestros candidatos una agenda ambiental sólida, es decir, que planteen qué y cómo se va a llevar a cabo su proyecto en relación con el medioambiente (en este link te compartimos las propuestas ambientales de los candidatos a la presidencia en México para este 2018). En México, por ejemplo, el presidente actual propuso la Reforma Energética, que prioriza la explotación de hidrocarburos en los próximos 30 años; de seguro, otro bando político tendrá lo contrario por propuesta.
*Fotografía principal: RAJAT SWAMI / National Geographic
ecoosfera.com