A solo 30 kilómetros al sur de la vibrante ciudad portuaria de Mombasa, los residentes de dos tranquilos pueblos de Kenia están haciendo historia.
Aquí, entre las casas con paredes de barro y los cocoteros, los habitantes de las aldeas de Gazi y Makongeni se han convertido en las primeras comunidades del mundo en aprovechar el mercado de carbono a través de la conservación de los manglares.
El proyecto Mikoko Pamoja (manglares unidos) está restaurando los ecosistemas costeros de la bahía de Gazi. Los miembros de la comunidad plantan miles de plántulas de mangle cada año y comercializan en el mercado global la compensación de carbono resultante. De esta forma protegen la línea costera, restauran pesquerías locales y han ganado US$ 25,000 destinados a iniciativas comunitarias durante los primeros dos años del proyecto.
El explorador Shabani Hamisi guía a visitantes a través del bosque de mangle que se encuentra entre el pueblo de Gazi y las costas del océano Índico. Los manglares se encuentran entre los ecosistemas más productivos del mundo, evitan la erosión, proporcionan un rico hábitat para la fauna costera y almacenan hasta cinco veces el carbono que otros bosques tropicales.
El coordinador del proyecto Mikoko Pamoja Josphat Mtwana (izquierda) y la voluntaria comunitaria Boniface Mutisya miden un mangle durante una actividad de censo. Los densos sistemas de raíces de los manglares ralentizan las aguas de las mareas, permitiendo que los sedimentos se asienten. Las bajas condiciones de oxígeno debajo de los manglares enlentecen la descomposición o los sedimentos orgánicos, lo que resulta en una mayor acumulación de carbono en el suelo.
Un voluntario de la aldea de Gazi registra datos sobre el crecimiento de los manglares. A nivel mundial, los bosques de manglares se pierden a un ritmo entre tres y cinco veces más rápido que otros bosques. Más de un tercio de los manglares del mundo se han perdido en los últimos 100 años.
Un voluntario de la aldea de Gazi prepara una planta de mangle a ser sembrada. Los miembros de Mikoko Pamoja actualmente están plantando unas 4.000 plantas de mangle cada año.
El científico en jefe del Instituto de Investigación Marina y Pesquera de Kenia, James Kairo, sostiene una plántula de mangle mientras habla con visitantes en el sitio del proyecto Mikoko Pamoja.
«Aquí en Gazi tenemos 1,5 toneladas [de carbono] por hectárea. Ese es solo el carbono almacenado debajo de la tierra. Si agregamos el almacenado por encima del suelo, que es de hasta 500 toneladas, estamos hablando de 2.000 toneladas de carbono en todo el sistema», dice Kairo.
James Kairo y el técnico de laboratorio Hamisi Kirauni plantan un mangle en la bahía de Gazi. A través del proyecto Mikoko Pamoja, los locales están trabajando con el Instituto de Investigación Marina y Pesquera de Kenia y el Servicio Forestal de Kenia para proteger 117 hectáreas de bosque, cerca del 20% de la cobertura de manglar de la zona.
El expescador y técnico de laboratorio del Instituto de Investigación Marina y Pesquera de Kenia Hamisi Kirauni exhibe un pez capturado en las aguas del área de restauración del manglar de la bahía de Gazi. Los manglares proporcionan un importante hábitat de reproducción para la vida silvestre acuática: alrededor de 75% de las especies comercialmente explotadas pasan parte de su ciclo de vida en los ecosistemas de manglares o dependen del hábitat para sus alimentos.
Las mujeres recuperan agua de un sistema construido con las ganancias del proyecto Mikoko Pamoja. En sus primeros dos años, la iniciativa aportó más de US$ 25.000 a las iniciativas comunitarias.
«Hemos provisto agua potable a la comunidad ya sea instalando puntos de agua o llevando agua corriente a las casas de las personas», dice la funcionaria local Ann Wanjiru. «Hemos comprado unos 700 libros de texto para las escuelas locales y hemos mejorado la infraestructura en las escuelas mediante la renovación de las aulas que anteriormente tenían fugas».
Mikoko Pamoja es un proyecto del Instituto de Investigación Marina y Pesquera de Kenia. Su modelo ahora se está expandiendo a la cercana bahía de Vanga como parte del proyecto Bosques Azules respaldado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), lo que ha permitido triplicar de manera efectiva el área de manglares protegidos y los créditos de carbono vendidos.
Bosques Azules es una colaboración entre ONU Medio Ambiente, GRID-Arendal y una amplia gama de aliados nacionales e internacionales. Tiene como objetivo lograr una mejor gestión del ecosistema. Incluye la elaboración de la primera evaluación mundial sobre la materia y se propone demostrar que los valores asociados al carbono y los servicios ecosistémicos costeros pueden ser aprovechados para alcanzar los objetivos climáticos, de conservación y de gestión sostenible.
La aplicación de la iniciativa en la bahía de Vanga es uno de los ocho sitios del proyecto Bosques Azules en República Dominicana, Ecuador, Kenia, Indonesia, Madagascar, Mozambique, los Emiratos Árabes Unidos y los Estados Unidos.
Conozca más del proyecto Bosques Azules y vea la galería de fotos sobre su labor en las bahías de Gazi y Vanga. Para más información comuníquese con el coordinador del proyecto Bosques Azules, Steven Lutz.