Hace veinte años, la Asamblea General aprobó la Resolución 51/77 sobre los Derechos del Niño, que marcó un hito en los esfuerzos por mejorar la protección de los niños en situaciones de conflicto.
Tras el informe innovador de Graça Machel, que llamó la atención mundial sobre el impacto devastador de las guerras en los niños, la Resolución supuso el inicio de un nuevo consenso entre los Estados Miembros sobre la necesidad de dedicar atención, promoción y esfuerzos coordinados, por parte de la comunidad internacional, para abordar las vulnerabilidades y las violaciones que enfrentan los menores en tales situaciones.
La Resolución se basaba en los esfuerzos de la Asamblea General para proteger los derechos de los niños, en particular mediante la Convención sobre los Derechos del Niño y su Protocolo Facultativo, y las resoluciones anuales sobre los Derechos del Niño. Y también estableció el mandato de un Representante Especial del Secretario General para este asunto.
Se necesita hacer más para proteger a los 250 millones de niños que viven en países y zonas afectadas por los conflictos, incluyendo su protección contra los ataques de extremistas violentos. También es necesario promover el derecho internacional humanitario y los derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 nos proporciona el plan maestro universal para asegurar un mejor futuro para los niños. La nueva agenda mundial de desarrollo sostenible, que incluyó por primera vez una meta específica (16.2) centrada en poner fin a todas las formas de violencia contra los niños.