El 16 de junio se celebra el Día Mundial de las Tortugas Marinas, una fecha que coincide con el nacimiento, en 1909, de Archie Carr. El mayor conservacionista de tortugas marinas era originario de Mobile, Alabama, pero luchó durante toda su vida por el mantenimiento de las poblaciones de estos majestuosos seres, iconos de la tranquilidad y la longevidad, principalmente en Costa Rica.

Dedicar un día mundial a un animal o grupo de animales en concreto no suele ser arbitrario y este caso no es una excepción. Las tortugas marinas se enfrentan a numerosos retos y peligros, algunos de los cuales pudimos ya repasar el pasado 8 de junio con motivo del Día Mundial de los Océanos, que es su hábitat. La Lista Roja de la UICNrecoge siete especies, todas amenazadas, desde la tortuga laúd hasta las 6 especies de la familia Cheloniidae.

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PELIGROS EN ALTA MAR

La basura que queda atrapada en las corrientes oceánicas afecta gravemente a estos reptiles, que ingieren las partículas microscópicas de plástico en que terminan convertidos nuestros desperdicios sin siquiera ser conscientes de ello. Aunque sí lo son de los residuos grandes, como las bolsas de la compra, que llegan al mar desde lugares cercanos como las playas o los barcos y en las cuales quedan atrapadas, con el consecuente riesgo de morir asfixiadas.

La pesca es otro riesgo que tienen que enfrentar las tortugas marinas. Por muchos esfuerzos que se puedan hacer por parte del sector, evitando los métodos más destructivos o fomentando la pesca sostenible, las redes atrapan en ocasiones a individuos que no son capaces de zafarse de esta trampa y terminan entre las capturas accesorias o involuntarias. Aunque los pescadores colaboren devolviendo a estos animales al mar, muchas veces se encuentran heridos y no son capaces de sobrevivir con las facultades mermadas. Otras, directamente, mueren antes de salir de las redes de pesca.

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CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático no es ajeno a la larga vida de las tortugas marinas. Estos longevos seres se enfrentan a las modificaciones de temperatura de los océanos, que les afectan sin remedio debido al gran espacio que cubren, con largas migraciones y constantes desplazamientos. En ocasiones se ven obligadas a variar sus trayectos para adecuarse a la temperatura del agua, cambiante por culpa del calentamiento global.

Entre sus viajes destaca sobremanera la vuelta a la playa donde nacieron, para desovar y que así sus crías tengan el mismo origen. Este hecho es celebrado en muchos países y es el que llevó a Archie Carr a dedicar su vida a la conservación de las tortugas marinas y contribuir a la protección de las principales playas de desove, sobre todo en Costa Rica, donde se sitúa el internacionalmente reconocido Parque Nacional de Tortuguero.

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La continuidad de las tortugas marinas pasa por proteger sus zonas de desove y garantizar el futuro de las nuevas generaciones. Asimismo, es necesaria la buena conservación de los océanos, reduciendo al máximo la contaminación (sobre todo por plásticos) y recurriendo a métodos pesqueros lo menos dañinos posibles (esto incluye el fomento de la acuicultura ecológica y la pesca sostenible). Es la única forma de que nuestros mares sigan disfrutando de estos longevos reptiles.