Expertos y meteorólogos creen que, ante la virulencia de los huracanes registrados en las últimas temporadas, se debería añadir una sexta categoría a la escala Saffir-Simpson, la que actualmente mide los ciclones.
El investigador Kerry Emanuel, del Instituto Tecnológico de Massachussets, advirtió en un estudio reciente que las popularmente denominadas “tormentas monstruosas”, anticipadas hace ya 30 años, “ya han llegado”.
“Ya no se puede ignorar la nueva realidad”, expuso Emanuel y sugirió que la escala actual “no captura adecuadamente el daño que esas tormentas pueden causar”.
Emanuel y el científico de la Universidad de Princeton, Ning Lin, ya habían advertido en un estudio de 2015, publicado en Nature Climate Change, que ahora es 14 veces más probable que los huracanes de Categoría 6 sean comunes, con vientos cercanos a los 375 km/h y provoque olas de hasta 12 metros.
Otro experto, el doctor Mike Mann, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Pennsylvania, también sumó su voto a favor de agregar la Categoría 6; es decir, huracanes con vientos de más de 320 km/ph.
Se cree que los huracanes Allen (1980), Gilbert (1988), Patricia (2015) e Irma (2017) estarían en esa categoría.
Por el daño que puede causar un fenómeno de esa magnitud, es “cualitativamente diferente” de la Categoría 5, el más alto nivel hasta ahora en uso en la llamada Escala Saffir-Simpson, creada en 1969, dijo Mann en declaraciones a medios nacionales.
Un nuevo estudio del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR) indica que si las temperaturas globales siguen creciendo, los huracanes tendrían más “combustible”; es decir, podrían generar más lluvia, moverse más lentamente y sus vientos aparejados podrían alcanzar mayor velocidad, todo lo cual se combinaría para causar mayores daños.
No todos los expertos ven necesaria una nueva categoría
Pero no todos los expertos están de acuerdo con el nuevo enfoque.
“Creo que añadir una sexta categoría a la Escala Saffir-Simpson agregaría una confusión innecesaria para el público. Ciertamente, nosotros ya hemos visto cuánto daño causan los huracanes de Categoría 5. No sé cuán útil sería especificar una categoría adicional”, declaró a Efe el doctor Phil Klotzbach, del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado (CSU), en Fort Collins.
Klotzbach y su equipo, en colaboración con 25 universidades y servicios meteorológicos, proveen cada año, en abril, el pronóstico de huracanes para el Atlántico, que luego revisan y actualizan varias veces.
Aunque los estudios mencionados conectan el recalentamiento mundial con los “súper huracanes”, Klotzbach ha detectado una situación que este año y el anterior parece contradecir esos estudios: un enfriamiento en el Atlántico.
Ese enfriamiento ha sido la razón principal al ajustar el pronóstico de huracanes para 2018, que ahora incluye menos tormentas y días de tormentas que lo estimado en abril último.
Según Klotzbach, el enfriamiento se debería en parte a los “fuertes vientos subtropicales” en el Atlántico, precisamente la razón por la que se pide una sexta categoría para los huracanes.
El agua es la principal causa de daños y muertes
Otra organización líder en el tema, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, de Miami), tampoco la quiere.
“La Categoría 5 en la Escala Saffir-Simpson ya captura los ‘daños catastróficos’ por el viento. Por eso, no queda claro que sea necesario agregar una nueva categoría; incluso si las tormentas son más fuertes”, dijo ayer a Efe el meteorólogo Dennis Feltgen, de la oficina de comunicaciones y asuntos públicos del NHC.
Feltgen teme que una nueva categoría lleve a perpetuar, en sus palabras, uno de los “mitos” con respecto a los huracanes: que el viento es la principal causa de daños y muertes, cuando en realidad es el agua.
Él cree que las lluvias, oleajes e inundaciones relacionadas con huracanes causan el 90 % de las muertes en Estados Unidos.
La mitad de esas muertes se producen por el aumento del nivel del mar y una cuarta parte por inundaciones lejos de la costa.
“Las evacuaciones en Estados Unidos se basan en la amenaza del agua, no en la fuerza del viento”, recalcó Feltgen.
Otros mitos incluyen creer que los huracanes sólo afectan las costas, que no llegan dos años seguidos al mismo lugar, que abrir las ventanas hace que el meteoro pase sin dañar la propiedad, que sólo el ojo del huracán produce daños y que el peligro termina una vez que pasa el ciclón.
Tanto para Emanuel como para Mann, crear una nueva categoría de huracanes podría salvar vidas, pero para Klotzbach y Feltgen esa misma meta se puede lograr con mejores pronósticos y mejor comunicación con el público. EFEverde