• haqiri fue la figura en el triunfo ante Serbia
  • Cortó el césped para poder jugar y hoy es la estrella suiza
  • ​En charla con FIFA, destaca la personalidad de su equipo

Por Alan Schweingruber, con Suiza

Ya se había cumplido el minuto 90 y la pantalla decía 1-1 cuando la defensa suiza cortó un ataque de los serbios en su área. Un pase en corto y Mario Gavranovic, que había entrado en el segundo tiempo, levantó la cabeza y lo vio. La pelota fue directo a Xherdan Shaqiri, el que siempre está.

El 23 recibió y encendió el turbo como si el partido acabara de empezar. Eludió a Dusko Tosic y definió con un disparo raso para salir a celebrar el gol del triunfo. Suiza sumó así sus tres primeros puntos en la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ y se acercó un poco más a los octavos de final.

«He completado un buen partido. Mi manera de jugar les ha generado algunos problemas», dijo un satisfecho Shaqiri tras el encuentro. «Tampoco soy el más lento. Y la asistencia de Mario Gavranovic también ha sido muy buena. Y eso que no suele dar esos pases normalmente…».

La personalidad mejorada de Suiza

​Obviamente, Shaqiri no dijo en serio esa última frase. Estaba encantado con el triunfo, con su gol, y con la maravillosa noche en la que Suiza demostró enormes dosis de carácter.

«El modo en el que hemos vuelto a entrar en el partido tras empezar perdiendo dice mucho de este equipo. Dar vuelta así a un partido en un Mundial… Hace unos años no habríamos podido hacerlo». Al igual que contra Brasil, el combinado dirigido por Vladimir Petkovic supo reponerse de un 0-1 en contra.

XS no solo anotó el gol del triunfo sino que además fue el encargado de generar peligro durante todo el encuentro. Serbia no supo cómo frenarlo. Con apenas 26 años, esta es la tercera Copa Mundial que juega Shaqiri. En Brasil 2014 dejó su impronta con un triplete contra Honduras.

De cortar el césped a la fama

Shaqiri nació en Kosovo, pero su familia emigró a Suiza cuando él apenas tenía cuatro años. Creció en Basilea en un entorno muy humilde, en una casa sin calefacción. Una vez quiso jugar un torneo juvenil en España junto a sus hermanos, pero la familia no podía permitirse el viaje. Así que Shaqiri se ofreció para cortar el césped de los vecinos durante varias semanas y se financió el viaje a España.

«En aquel entonces tenía 16 años y jugaba en las categorías inferiores del FC Basilea. Dos años más tarde, viajé con la selección suiza al Mundial de Sudáfrica. Fue una locura lo rápido que me llegó todo».

En Rusia, la aventura está todavía muy lejos de terminar, o así al menos lo considera Shaqiri: «Ahora nuestro objetivo es ganar a Costa Rica el miércoles».

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