Hubo muchísimos ataques en la primera hora, pero nosotros hemos controlado para que la escapada no fuera demasiado peligrosa. No nos inquietamos cuando atacó Dan Martin porque tenemos siete minutos de ventaja sobre él. Luego ha habido un poco de estrés en el final, sobre todo porque hubo ataques de ciclistas como Romain Bardet en el descenso… Pero hemos controlado bien la situación y no ha cundido el pánico.

No estoy pensando en ganar el Tour de Francia. Voy día a día, preocupándome sólo de la siguiente etapa. Vestir el maillot amarillo es algo único, un sueño que tengo desde niño. Ya estoy acostumbrado a esta prenda porque la he vestido en París-Niza, en Dauphiné y en el Tour de Francia… Pero sigue espoleando mi confianza, y siendo un gran honor para mí. Está siendo la mejor carrera de mi vida.

En los Pirineos será un 50% de piernas y un 50% de cabeza. Tengo que ser duro física y mentalmente. Qué puedo hacer en la tercera semana sigue siendo una incógnita, pero sé que serán unas etapas duras para todos.

 

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