El «esquema mental» ante las altas temperaturas en España ha hecho del aire acondicionado la principal opción para mitigar el calor, si bien existen otros sistemas y mecanismos «más naturales» y sostenibles, según han explicado a EFE varios expertos.
Es el caso de los denominados enfriadores evaporativos, que emplean una tecnología “absolutamente natural” al recrear “el proceso de transpiración del cuerpo humano”, ha explicado el impulsor de Tromax, Ángel Cordero.
Estos aparatos cuentan con siete piezas, entre las que se incluyen varias planchas de celulosa, un depósito de agua que humidifica la celulosa y un ventilador acoplado en su interior, ha explicado Cordero.
Este mecanismo adapta una práctica desarrollada “en regiones de la cuenca mediterránea hace más de 2.000 años”, por la que se colocaban mantas húmedas sobre las ventanas para refrigerar el aire que penetraba a las viviendas.
El sistema no requiere gas alguno, además de suponer un gasto de agua entre 8 y 10 euros trimestrales y lograr una reducción “de hasta diez veces” en el consumo eléctrico, frente a otras tecnología ha indicado.
Recomendaciones “sostenibles” para el aire acondicionado
Por su parte, un aparato de aire acondicionado puede llegar a emitir entre 520 y 3.250 gramos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera y costar entre 8 y 50 céntimos la hora, según datos recogidos por la plataforma Habitissimo, cuyo director general, Carlos Naveda, señala una serie de “recomendaciones” para un consumo más responsable.
Otra medida sería, según Naveda, el compatibilizar este aparato con otros como un ventilador, “capaz de desplazar” el aire frío generado por el aire acondicionado o por corrientes existentes en la vivienda.
Mantener las puertas cerradas entre estancias, así como apagar los electrodomésticos en desuso son otras de las propuestas de Naveda para combatir el calor estival.
Aislamiento térmico en el hogar
La mitigación de las altas temperaturas a nivel doméstico se puede lograr también con medidas de aislamiento térmico, que “no siempre han de conllevar una reforma íntegra” del hogar, sino que pueden implicar “pequeñas técnicas de diseño pasivo”, ha indicado a EFE el arquitecto Alberto Monreal, del estudio zaragozano Arquitecturas Naturales.
Por ejemplo, se puede calcular la posición del sol, “más alto durante verano”, para colocar toldos o aleros que refrigeren la fachada pero permitan el paso de la luz.
También se pueden incorporar a la vivienda cristales bajo emisivos, con cámaras de 15 o 16 milímetros, así como aislar puertas y techos, o aplicar capas de pinturas que disipen el calor.
“El siguiente paso”, indica, sería ya pasar a “reformas integrales” que contemplen la refrigeración pasiva de la vivienda: “establecer diferencias de presión entre las ventanas puede generar una corriente de aire capaz de refrescar la casa de noche” y, gracias al aislamiento, mantener esa temperatura durante el día.
El desarrollo tecnológico ha permitido también nuevas opciones apuntadas por Monreal, como el uso de materiales de cambio de fase (PCM, por sus siglas en inglés) en la construcción de los edificios, capaces de absorber o devolver la energía calorífica del aire de una estancia.
Sin embargo, considerando el “mayor precio” de estas medidas, el arquitecto se queda con aquellas más sencillas o tradicionales capaces de aislar “suficientemente” la vivienda como para necesitar un aparato refrigerador más sencillo. EFEverde