Guinea-Bissau, una nación del oeste de África, cuenta con 88 islas y varios parques nacionales. Inmersos en lo que aparenta ser un paraíso a nivel botánico, la mayoría de la población –un 80 por ciento- depende de la agricultura para su supervivencia.
Pero los campesinos luchan por producir alimentos suficientes para alimentar a sus familias durante todo el año. La inestabilidad política, las lluvias irregulares y la volatilidad de los precios de los alimentos, han incrementado las dificultades para poder salir adelante.
Más de dos tercios de la población viven por debajo del umbral de la pobreza. En conjunto, alrededor del 10 por ciento de la población carece de alimentos suficientes para llevar una vida saludable; en algunas áreas, este porcentaje puede llegar al 50 por ciento.
Como resultado, es frecuente que la gente migre a ciudades más grandes, a países vecinos o a Europa.
Cómo criar peces
En la aldea de Pitche, en el extremo oriental de Guinea-Bissau, 15 jóvenes acaban de aprender algo nuevo: a criar peces en jaulas flotantes. Otros 50 más han aprendido a obtener su sustento del cultivo y venta de la yuca.
Antes de unirse a este proyecto respaldado por la FAO, todos tenían algo en común: estar desempleados.
Aunque el río Corubal está cerca, los pobladores solo se habían dedicado a la pesca de subsistencia de forma limitada. Nadie tenía los conocimientos, habilidades o los medios para lanzarse a la acuicultura.
Pero los jóvenes tenían entusiasmo y, con el apoyo de la FAO, establecieron tres emplazamientos con 45 jaulas flotantes, listos para criar pescado.
La FAO proporcionó todos los materiales –para la construcción, redes, herramientas- y alevines y pienso para peces, y acompañó a los jóvenes durante seis meses, el tiempo que les llevó a los alevines crecer y convertirse en peces sanos y plenamente desarrollados.
Mientras la FAO trabajaba para proporcionar los alevines y pienso para peces, los jóvenes construyeron las jaulas y las amarraron río arriba. Luego llenaron cada jaula con 2 000 alevines, en una difícil tarea de equilibrismo, que requería pasar sobre pequeñas tablas de madera colocadas en la estructura flotante.
Durante los siguientes seis meses, alimentaron a los peces tres veces al día, mantuvieron una vigilancia incesante, alejando a los lagartos y las aves, limpiando las redes y controlando el nivel del agua.
Los peces se pesaban cada mes, para asegurarse de que crecían a la velocidad correcta, y con ello se ajustaba su alimentación.
Cuando llegó el momento de la cosecha, la tilapia fresca y saludable tuvo una gran demanda. En el pasado, el pescado se traía de la capital; en una operación costosa y llena de inconvenientes.
Los aldeanos apreciaban el sabroso pescado y querían más, así que los jóvenes se sintieron alentados a continuar. Invirtieron parte de los ingresos en comprar alevines y alimentarlos para el siguiente ciclo.
En cada ciclo, los jóvenes cultivan alrededor de 90 000 peces, lo que supone unas 22,5 toneladas de pescado. Al año, se alcanza el equivalente de 45 toneladas de pescado.
Los jóvenes construyeron además una incubadora para que en el futuro, los alevines se puedan obtener localmente. Esto ha supuesto oportunidades de empleo para más aldeanos.
«Hemos estado viviendo en la capital. Pero viendo lo bien que va esto, ahora queremos quedarnos aquí. Podríamos ganar más dinero y vivir mejor que en la ciudad, donde la vida es cara», explicó Fatou.
Las iniciativas para la producción de pescado y yuca han permitido a la gente ver la vida en la aldea de una manera diferente. Aquellos que habían estado soñando con «escapar» de su entorno, han comenzado a ver las ventajas de quedarse.
«Renuncié a la idea de migrar cuando comenzó el proyecto. Algunos de nuestros amigos que intentaron emigrar sin éxito a Europa, ahora han regresado y se nos han unido», aseguró Abbas Embalo, que participa en la iniciativa de cultivo de yuca.
¿Cuál es el próximo paso?
Los jóvenes acuicultores están interesados en continuar ampliando sus conocimientos y aprender de su experiencia, y ahorrar suficiente dinero para expandir sus piscifactorías.
Si se reciben fondos, la FAO tiene como objetivo capacitar a más jóvenes en acuicultura en Guinea-Bissau y en la región, y formar cooperativas para que las actividades piscícolas puedan seguir siendo sostenibles.
Hasta la fecha, con el apoyo del Fondo Fiduciario de Solidaridad Africana para la Seguridad Alimentaria, la FAO ha capacitado a 150 jóvenes en la cría de peces en seis países de África occidental.
Obtenga más información sobre las iniciativas de acuicultura de la FAO.