Originario de China, y habiendo sido utilizado como madera ornamental, hoy se caracteriza por tener una amplia variedad de beneficios y características que lo destacan del resto, y que puedes conocerlas a continuación.
El Kiri -también conocido como Paulownia tomentosa o paulownia imperial- es un árbol frondoso, perteneciente a la familia de las Paulowniaceae. Asimismo, podríamos apodarlo como “el árbol mágico” o “el árbol de la vida”. ¿A qué se debe esto?
Bueno, las razones son muchas. Entre ellas encontramos que absorbe más dióxido de carbono (CO2) que cualquier otro de su especie, emite grandes cantidades de oxígeno, sus gruesas y profundas raíces salvan a los suelos de la erosión y gracias a su facultad de regenerar sus raíces es capaz de sobrevivir al fuego, así como también vivir hasta 100 años y retoñar hasta 5 veces del mismo tronco.
Una de las cosas más asombrosas es que en 1 año crece cuatro metros y medio, algo nunca antes visto en el Reino Vegetal.
El kiri puede crecer hasta unos 27 metros de altura, con troncos de entre 7 y 20 metros de diámetros. Sus enormes hojas también son ricas en nitrógeno, por lo que una vez que se descomponen enriquecen el suelo, brindándole nuevamente la capacidad de generar vida.
En línea con esto, es que hace un uso óptimo de los recursos disponibles. Esto quiere decir que -en comparación con otros árboles- “ahorra” agua, pues en una sola temporada de crecimiento puede alcanzar un gran desarrollo, equivalente al de otras especies en varios años.