El año 2050, 66% de la población humana vivirá en ciudades, 12% más que en 2015. La urbanización tiene muchas ventajas, por ejemplo, en términos de eficiencia energética, distribución de recursos y provisión de servicios básicos, pero ninguno de estos objetivos se logrará si las ciudades continúan siendo diseñadas y construidas de la forma en que lo han sido hasta ahora.
Un estudio reciente del Panel Internacional de Recursos de ONU Medio Ambiente, denominado El Peso de las Ciudades, advierte que la cantidad de recursos naturales y materias primas que las ciudades usan cada año aumentará en 125% si no se realizan cambios en nuestros patrones de consumo y producción. Pasarán de 40 mil millones de toneladas en 2010 a casi 90 mil millones de toneladas en 2050. Eso es más de lo que el planeta puede proporcionar de manera sostenible.
En Bogotá, la capital de Colombia, grupos de jóvenes ya están abordando este desafío global a nivel local, a través de proyectos innovadores que fomentan el uso eficiente de los recursos naturales.
El proyecto “#EnModoAcción”, desarrollado por la Universidad El Bosque y ONU Medio Ambiente, busca visibilizar y replicar las iniciativas de jóvenes bogotanos que promueven estilos de vida sostenibles en áreas como movilidad, alimentación, vivienda, bienes de consumo y ocio.
Diana Martínez y Diego Osorio son dos de estos emprendedores que trabajan por una Bogotá más amigable con el medio ambiente y que consideran que el cambio empieza por las pequeñas decisiones del día a día.
Los dos han emprendido negocios muy distintos, pero con un objetivo común: reducir la huella ambiental de los más de 8 millones de personas que viven en la capital colombiana.
Martínez cofundó hace un año la compañía Bioambientar y el movimiento #CompostarColombia, a través de los cuales fomenta el manejo adecuado de los residuos orgánicos, como los restos de alimentos, y promueve la agricultura urbana y el compostaje doméstico y a gran escala.
«En Bogotá se producen al día 7.000 toneladas de residuos sólidos, de los cuales 60% son restos orgánicos que van a parar a vertederos, emiten gases de efecto invernadero y contaminan suelos y aguas subterráneas al descomponerse a cielo abierto», indica.
La joven ha desarrollado junto a su equipo un proceso biotecnológico que permite reducir el tiempo de descomposición de estos desechos de 6 meses a 10 días. Entre sus clientes hay restaurantes y supermercados, que les encargan el compostaje y así mejoran sus programas de responsabilidad social ambiental. El equipo también ofrece cursos de compostaje doméstico y enseña a construir huertos urbanos libres de pesticidas.
El campo de Osorio es la movilidad. Hace ocho años fundó Mejor en bici y desde entonces se dedica a convencer a los bogotanos sobre las bondades del pedaleo. Los principales clientes de la compañía son empresas que alquilan flotas de bicicletas para que sus empleados puedan moverse de manera gratuita y limpia.
«Creo que la bicicleta es la solución al problema de los embotellamientos en Bogotá porque nos permite llegar antes a los sitios donde vamos. La municipalidad estima que los bogotanos pasamos un promedio de 22 días al año metidos en el tráfico. Es espeluznante», lamenta.
El uso de la bicicleta, apunta Osorio, mejora la salud de las personas, fomenta el ejercicio físico y, sobre todo, evita que contaminemos el aire que respiramos.
«Las ciudades latinoamericanas hemos dado todo el poder a los automóviles y hemos acabado destruyéndonos. No hemos dejado espacio para los parques, para los peatones. Nos hemos olvidado de los seres humanos. Es el momento de reconquistar el espacio perdido», asegura.
El proyecto #EnModoAcción comenzó hace un año y desde entonces más de 600 jóvenes se han involucrado en sus distintas actividades, entre ellas ferias, talleres, mercados, seminarios y concursos en las redes sociales.
«Los jóvenes tienen un compromiso ambiental creciente. Aun así, hemos encontrado que casi la mitad de los jóvenes que han participado en nuestras actividades desconocen los impactos ambientales que generan sus hábitos y es ahí donde queremos incidir», reconoce Luis Miguel Casabianca, investigador de la Universidad El Bosque.
Además de las iniciativas de Diana y Diego, el proyecto promociona una veintena de interesantes ideas como Clothe Moda Sostenible, que busca prolongar el ciclo de vida de las prendas de ropa a través del trueque; la Red de Mercados Agroecológicos, enfocada al empoderamiento de los campesinos locales y el canal de YouTube Nana Murcia, donde se comparten consejos para llevar un estilo de vida más sostenible.
«En América Latina, 80% de la población vive en ciudades, somos una de las regiones más urbanizadas. Es necesario adoptar enfoques innovadores que ayuden a aumentar la eficiencia de recursos, pero estos cambios no se lograrán si no transformamos los estilos de vida individuales en las comunidades urbanas”, sostiene la coordinadora regional de Eficiencia de Recursos de ONU Medio Ambiente en América Latina y el Caribe, Adriana Zacarías.
“A través de este proyecto esperamos fortalecer las capacidades y aptitudes de aquellos jóvenes que ya se encuentran generando sociedades sostenibles e incentivar a otros para que, por medio de la innovación, generen soluciones alternativas a los retos ambientales del presente”, añade.
En marzo de 2019, tendrá lugar en Nairobi, la cuarta reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que reunirá a los países del mundo para discutir sobre soluciones innovadoras a los desafíos ambientales y producción y consumo sostenibles.