Los chefs más prestigiosos del mundo están aprovechando su popularidad para instar a los consumidores, empresas y legisladores a ayudar a reducir la malnutrición en todas sus formas, disminuir el desperdicio de alimentos, mejorar la nutrición y respaldar los sistemas sostenibles de distribución y preparación de los alimentos.
El chef Alfredo Oropeza es una de las figuras culinarias más reconocidas en México, los Estados Unidos de América, Centroamérica y América del Sur. Aprovecha su popularidad para fomentar una nutrición adecuada y reducir los problemas de salud relacionados con el sobrepeso y la obesidad. También promueve la agricultura sostenible en pequeña escala como clave para mejorar la nutrición y los medios de vida rurales.
“En todos nuestros proyectos, tratamos de ofrecer contenidos que sean valiosos para nuestro público y programas televisivos que les resulten útiles”, afirma Oropeza.
El cocinero mexicano ha escrito libros sobre nutrición y formas de reducir el desperdicio de alimentos, abogando por las fuentes de alimentos naturales y defendiendo a los pequeños productores, trabajadores y empresas agrícolas que se ocupan de alimentar al país.
Otro paladín de la reducción del desperdicio de alimentos en la cocina es el chef Bertrand Simon. Bloguero, escritor y profesor en su Francia natal, Simon es muy popular en Internet por colgar recetas gratuitas que invitan a usar ingredientes frescos de origen local, combinando alimentos sencillos y saludables, y menús elaborados con productos que suelen tirarse a la basura.
Hoy en día el desperdicio de alimentos es un problema global. Cada año se pierden o desperdician 1 300 millones de toneladas de alimentos en el mundo, lo que equivale a un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano.
Para reducir el desperdicio de alimentos en la cocina e inspirar a otros a hacer lo mismo, Bertrand Simon comparte recetas anti-gaspi (contra el desperdicio de alimentos, en francés) como la sopa de hojas de rábano –que mucha gente corta y desecha– y el estofado con salsa de mostaza añeja y restos de carne. También escribe sobre los beneficios de la agricultura urbana con un consumo reducido de agua y la eliminación de determinados alimentos que a su juicio tienen un elevado coste medioambiental, instando a cambios normativos y empresariales junto con medidas a nivel individual.
“Si todos nos diéramos cuenta del papel y la influencia de nuestras decisiones sobre los alimentos, esto tendría un impacto positivo en otros ciudadanos del mundo”, afirma Simon.
Al igual que Simon, el chef Katsuhiro Nakamura, Embajador Nacional de Buena Voluntad de la FAO para Japón, muestra a los consumidores cómo reducir el desperdicio de alimentos cuando cocinan. Esto es especialmente importante para Nakamura, ya que en su país de origen se desperdician hasta seis millones de toneladas de alimentos al año.
“Como chef, considero importante valorar tanto los alimentos en sí mismos como la ardua labor de quienes la producen”, sostiene Nakamura.
Nakamura elabora una sopa de pescado en la que se aprovecha todo, con partes que se suelen desechar (cabeza y espinas) y la ofrece en varios eventos para mostrar lo fácil que puede ser cocinar comidas deliciosas y aprovechar al máximo los alimentos al mismo tiempo. También organiza seminarios para mostrar a los chefs y al personal de hostelería de los hoteles cómo pueden reducir el desperdicio de alimentos y anima a los clientes de los restaurantes a que se lleven a casa todo aquello que no hayan consumido, lo que se ha dado en llamar el doggy bag.
El chef Elijah Amoo Addo es fundador y Director ejecutivo del programa Programa Alimentos para toda África que recupera el excedente de alimentos de supermercados, restaurantes y otras fuentes en Ghana y lo distribuye, sobre todo en centros para niños, ancianos y personas con enfermedades mentales.
Addo asegura que tres de cada cinco niños en las calles de Ghana no van a la escuela porque no tienen alimentos suficientes para comer. El programa trabaja con escuelas gratuitas de carácter comunitario con el fin de suministrar almuerzos a los escolares.
“Trabajamos con las escuelas para garantizar que los niños tengan acceso a los alimentos todos los días. Eso significa que no tienen ninguna excusa para no ir a clase”, explica Addo.
El programa administra también explotaciones y almacenes agrícolas y ganaderos “ODS 2”, que deben su nombre al segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible, que aspira a acabar con el hambre, fomentar el empleo agrícola y distribuir productos rurales en zonas urbanas.
Al sensibilizar a los consumidores y responsables de la toma de decisiones de los países miembros de la FAO, estos chefs están inspirando a otros a actuar y ayudar a alcanzar el objetivo global de lograr el Hambre Cero.