La contaminación por residuos plásticos constituye uno de los mayores problemas ambientales a los que se enfrenta la humanidad. Son numerosas las iniciativas, muchas lideradas por ONU Medio Ambiente, que se han puesto en marcha para hacer frente a este desafío.
Lo que comenzó siendo algo lejano (concentraciones de plásticos en el océano Pacífico), se ha ido acercando a nuestro día a día y todos somos conocedores del negativo impacto que los desechos plásticos están ocasionando en todo lo que tiene que ver con el mundo marino: ecosistemas, fauna, pesca, turismo y la propia alimentación que llega a nuestras mesas.
Los plásticos se descomponen en diminutos fragmentos, casi imperceptibles a simple vista, que llegan luego a nuestras mesas en los pescados que comemos o bien en la sal con la que condimentamos nuestros platos. La Fundéu BBVA ha elegido el término microplástico como palabra del año 2018 para que los ciudadanos entendamos mejor el alcance del mismo y que lleguemos a comprender con mayor nitidez el problema que representa.
Tal y como explicaba en su momento Bethany Jorgensen, investigadora del Laboratorio de Ecología Cívica de la Universidad de Cornell, en Nueva York, a la agencia EFE, comemos y bebemos plásticos. Está en los peces, en los mejillones, en otros moluscos, en el marisco, pero también se encuentran microplásticos y microfibras en los sistemas de distribución de agua, tanto del grifo como embotellada. Asimismo, un estudio de la Agencia Federal de Medio Ambiente de Austria y la Universidad de Medicina de Viena confirmó el hallazgo de muestras de microplásticos en heces humanas.
Debe ponerse freno al desmesurado consumo de plástico de un solo uso (vasos, platos, cubiertos, pajitas, etc) y optar por alternativas sostenibles. Distintos países ya están tomando cartas en el asunto y la Unión Europea ya se ha posicionado al respecto (es el caso de la Estrategia de Plásticos y la apuesta del Parlamento Europeo por prohibir los plásticos de un solo uso a partir del año 2021, toda vez que aglutinan el 70% de la basura marina).
Los plásticos se descomponen en diminutos fragmentos, casi imperceptibles a simple vista, que llegan luego a nuestras mesas en los pescados que comemos o bien en la sal con la que condimentamos nuestros platos.
No obstante, tal y como señala la Fundéu BBVA, “más allá de las normas y leyes, parece obvio que, del mismo modo que la suma de millones de actitudes individuales ha creado un problema, será también la suma de gestos de cada uno de nosotros la que contribuya a solucionarlo. Las soluciones, como el problema y como las palabras que empleamos para nombrarlos, son de todos”.
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Por: ECOticias.com / Red / Agencias