La población silvestre del loro orejiamarillo en Colombia se ha multiplicado después de que hace 30 años se creía casi extinguida, y en su recuperación ha resultado clave un proyecto desarrollado por Loro Parque Fundación y la intervención del Vaticano, pues las plumas se usaban para el Domingo de Ramos.

En un comunicado de Loro Parque se indica que la población silvestre de estas aves, en peligro de extinción, se ha multiplicado y ha alcanzado cifras récord gracias al apoyo financiero de la Fundación y a la intervención clave de El Vaticano.

La participación de la Fundación en el proyecto para salvar al loro orejiamarillo, junto con la Fundación ProAves de Colombia, ha sido fundamental para conseguir que hoy la población silvestre de estas aves se multiplique y haya alcanzado cifras récord.

La historia que ha marcado su supervivencia comenzó a mediados de 1990, cuando Loro Parque Fundación apoyó la protección en Ecuador de los últimos 20 ejemplares.

El loro orejiamarillo dado por extinto a finales de los años 80 del siglo XX

En 1988 habían desaparecido y se temía que la especie se hubiera extinguido por completo pero ese mismo año comenzó el proyecto “Ognorhynchus” con el objetivo de garantizar la supervivencia de la especie y su hábitat en Los Andes colombianos.

Tras un año de búsqueda se encontró una población de 81 individuos en Los Andes centrales, en la comunidad de Roncesvalles, mientras que en enero de 2001 apareció una segunda población de 63 individuos en Jardín, en el Departamento de Antioquía.

Durante los años transcurridos desde el inicio de la colaboración, la Fundación ha sido el artífice principal de una iniciativa que puede convertirse en la más exitosa de toda América del Sur, según afirma en el comunicado.

De hecho, tal ha sido la tasa de recuperación, que en 2010 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) redujo la categoría de amenaza del loro orejiamarillo de “en peligro crítico” a “en peligro”.

Este animal tiene una estrecha relación con las palmas de cera, el árbol nacional de Colombia, también amenazado por el pastoreo de ganado y por su uso discriminado en la celebración del Domingo de Ramos.

Los años de investigación en el uso del hábitat, la dieta, la distribución y el comportamiento reproductivo han proporcionado una base sólida sobre las amenazas de la especie y la palma de cera, permitiendo, así, un plan de acción global de conservación.

Entre las diferentes iniciativas implementadas en el marco de este proyecto, se llegó a contar con la colaboración del Vaticano y a pesar del arraigo de esta tradición de carácter religioso, la colaboración estrecha de la Iglesia y un buen programa educativo han logrado que, hoy se utilicen otras alternativas para la festividad del Domingo de Ramos. EFEverde