“El Sol, la Tierra y el tiempo” es el tema del Día Meteorológico Mundial de 2019. En esta celebración se pone de relieve la función del Sol como emisor de la energía que hace posible la vida en nuestro planeta y como fuerza por la que se rigen el tiempo, las corrientes oceánicas y el ciclo hidrológico.

El 23 de marzo, Día Meteorológico Mundial, se conmemora la entrada en vigor, en 1950, del Convenio por el cual se creó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y se expone la contribución fundamental que la comunidad de la OMM brinda a la seguridad y el bienestar de la sociedad.

Los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales proporcionan conocimientos técnicos y servicios tanto para aprovechar la energía del Sol como para protegernos de ella. En efecto, emiten ininterrumpidamente observaciones y predicciones meteorológicas, y vigilan los gases de efecto invernadero, la radiación ultravioleta, los aerosoles y el ozono de la atmósfera, así como sus efectos en los seres humanos, el clima, la calidad del aire y el agua, y la vida marina y terrestre.

La luz solar desempeña una función crucial en la salud y el bienestar del hombre. La exposición insuficiente a la luz del Sol incide negativamente en nuestro estado de ánimo y bienestar, además de acrecentar el riesgo de padecer un déficit de vitamina D. Por otro lado, la sobreexposición a la luz solar es perjudicial para la piel, los ojos y el sistema inmunitario. De hecho, los expertos consideran que cuatro de cada cinco casos de cáncer de piel podrían prevenirse, pues los daños provocados por la radiación ultravioleta (UV) del Sol se pueden evitar sustancialmente.

El índice de UV es una medida estándar internacional de la intensidad de la radiación ultravioleta que provoca quemaduras en un momento y un lugar determinados. Numerosos Servicios Meteorológicos Nacionales ofrecen información y alertas sobre los niveles de UV y colaboran con las autoridades sanitarias para difundir consejos de seguridad entre el público.

El efecto invernadero

Situado a unos 150 millones de kilómetros de la Tierra, el Sol es el centro de nuestro sistema solar y calienta nuestro planeta lo suficiente para que los seres vivos puedan desarrollarse. Hace más de 4 500 millones de años que esta bola caliente de plasma incandescente es la fuerza que sustenta el tiempo, el clima y la vida en nuestro planeta.

Desde que finalizó la última era glaciar, hace cerca de 12 000 años, el clima ha permanecido relativamente estable, si bien se ha visto afectado regularmente por ligeros cambios en la cantidad de radiación solar que llegaba a la superficie de la Tierra. Tales cambios, pese a ser leves, tienen consecuencias importantes.

Alrededor de la mitad de la luz solar que llega a la atmósfera de la Tierra pasa a través del aire y las nubes hasta alcanzar la superficie, donde es absorbida y después irradiada hacia arriba en forma de calor infrarrojo. Gran parte de este calor es absorbido por los gases de efecto invernadero y se irradia en todas las direcciones, calentando la superficie de la Tierra y la atmósfera inferior.

Si no fuese por este efecto invernadero natural, en la superficie de la Tierra habría una temperatura media nada acogedora: –18 °C (0 °F), en lugar de los 14 °C (59 °F) que tenemos hoy en día.

Según Petteri Taalas, Secretario General de la OMM, “las mediciones satelitales que se han realizado en los últimos 30 años muestran que la producción de energía que emite el Sol no ha aumentado y que el reciente calentamiento de la Tierra no puede atribuirse a cambios en la actividad solar”.

“El aumento de las temperaturas —que está provocando la fusión del hielo y el calentamiento de los océanos— se debe a los gases de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera. En 2017 las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron las 405,5 partes por millón (ppm) y siguen aumentando”, explicó.

“Como consecuencia, desde 1990 ha habido un incremento del 41 % del forzamiento radiativo total (que tiene un efecto de calentamiento del clima) provocado por los gases de efecto invernadero. El CO2 causó alrededor del 82 % del aumento del forzamiento radiativo durante la pasada década”, afirmó el Secretario General.

“Si se mantiene la tendencia actual de las concentraciones de gases de efecto invernadero, es posible que las temperaturas aumenten entre 3 y 5 °C de aquí a finales de siglo. Ese aumento está muy por encima del objetivo fijado en el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que pretende mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C y lo más cerca posible de 1,5 °C”, apostilló.

Cabe señalar que los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años, siendo los últimos cuatro años los cuatro más cálidos.

La energía solar

El Sol nos ofrece una valiosa herramienta para mitigar el cambio climático a través de su energía, que está abaratándose y se halla al alcance de un número de personas cada vez mayor; de hecho, encierra el potencial de sustituir los combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, y convertirse en la principal fuente de electricidad. La energía solar puede aprovecharse directamente, incluso cuando está nublado. Esta energía se utiliza cada vez más para generar electricidad y calor, así como para desalinizar el agua. Las energías renovables, como la solar, se han convertido en la tecnología predilecta, y, por tanto, se calcula que de aquí a 2040 representará prácticamente dos tercios de la capacidad mundial adicional, gracias a la reducción de los costos y a políticas públicas favorables. Está, pues, cambiando la combinación energética mundial, ya que la proporción de energías renovables en la generación de electricidad ascenderá del 25 % actual a más del 40 % en 2040, según la Agencia Internacional de la Energía.

Las células fotovoltaicas, o células solares, son dispositivos electrónicos que transforman la luz solar directamente en electricidad. Estas células se ven por todas partes (en tejados y ventanas de edificios de viviendas y oficinas, en cargadores de batería y ordenadores, en los coches y aviones más modernos, en parques solares, y así hasta un sinfín de casos). Hoy en día, la tecnología fotovoltaica es una de las tecnologías de energía renovable que más rápidamente está creciendo y, sin duda, le espera un papel primordial en la futura combinación para la generación de electricidad a escala mundial.

La generación de electricidad mediante la tecnología fotovoltaica depende estrechamente del tiempo atmosférico. Así, es indispensable que las predicciones meteorológicas sean fiables para equilibrar el suministro eléctrico; estas cobrarán aún más importancia a medida que se expandan las energías renovables. Por lo tanto, es necesario que las predicciones meteorológicas sean las idóneas para las aplicaciones relacionadas con la energía.

Los requisitos del sector de la energía suscitan nuevos retos y oportunidades para los Servicios Meteorológicos Nacionales.

La capa de ozono

Las medidas emprendidas para preservar la capa de ozono estratosférico que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos y otras formas de radiación solar ponen de relieve los beneficios que aporta un compromiso internacional concertado.

A mediados de la década de 1980 se descubrió que la capa protectora de ozono se estaba agotando a un ritmo superior al que marcan los procesos naturales debido a que los átomos de cloro y bromo entraban en contacto con el ozono y destruían sus moléculas. 

El descubrimiento del agujero de ozono condujo a la adopción de medidas a nivel internacional para suprimir de forma progresiva la producción de las sustancias químicas más dañinas, como los clorofluorocarbonos (CFC) que liberan átomos de cloro, utilizados en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, y los halones que liberan átomos de bromo, utilizados en la extinción de incendios. Gracias a estas medidas, adoptadas en virtud del Protocolo de Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono, se ha detenido la destrucción de la capa de ozono estratosférico. 

Según las previsiones, el ozono estará completamente recuperado en el hemisferio norte y las latitudes medias en la década de 2030, en el del hemisferio sur en la década de 2050, y en las regiones polares en la década de 2060.  

El Protocolo de Montreal es el acuerdo ambiental internacional de mayor éxito a nivel mundial y, además, ha sido enormemente beneficioso para la salud. A fines del presente siglo, se habrán evitado aproximadamente 100 millones de casos de cáncer de piel y muchos millones de casos adicionales de cataratas oculares. Al limitar el agotamiento de la capa de ozono, el acuerdo también protege la función inmunológica del cuerpo humano y preserva la seguridad alimentaria al reducir el daño de los rayos ultravioleta en los cultivos y los ecosistemas marinos que son vitales para la pesca.

Cumbre sobre el Clima de 2019, organizada por el Secretario General de las Naciones Unidas

La Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2018 se hará oficialmente pública en una conferencia de prensa conjunta en la que participarán António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa Garcés, Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y Petteri Taalas, Secretario General de la OMM, el día 28 de marzo en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.  Este informe presentará un panorama completo de las temperaturas y los fenómenos de fuerte impacto, y comprenderá también indicadores clave del cambio climático a largo plazo, como el aumento de las concentraciones del dióxido de carbono, la situación del hielo marino en el Ártico y la Antártida, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos. Su fecha de presentación coincidirá con la de la celebración de un evento de alto nivel cuya anfitriona será la Presidenta de la Asamblea General.

El informe incluye información facilitada por una amplia gama de organismos de las Naciones Unidas sobre los efectos del cambio climático a nivel humano, socioeconómico y ambiental, que se inscribe en una iniciativa de todo el sistema de las Naciones Unidas destinada a proporcionar a las instancias decisorias información más exhaustiva, que sirva de orientación política, acerca de las interacciones entre el tiempo, el clima y el agua y los objetivos mundiales de desarrollo.

Se trata por ello de una de las contribuciones más importantes de la OMM a la Cumbre sobre el Clima. El Sr. Taalas presidirá asimismo un Grupo consultivo científico con el fin de hacer contribuciones especializadas a esta Cumbre, que será organizada por el Secretario General de las Naciones Unidas en septiembre de 2019.