Las señales físicas y los impactos socioeconómicos que deja el cambio climático son cada vez mayores debido a unas concentraciones de gases de efecto invernadero sin precedentes, que provocan un aumento de las temperaturas mundiales hasta niveles peligrosos, según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial.

La 25ª edición de la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial, correspondiente a 2018, pone de relieve la elevación récord del nivel del mar, así como unas temperaturas terrestres y oceánicas excepcionalmente altas en los últimos cuatro años. Esta tendencia al calentamiento se inició a principios de siglo y se prevé que continúe.

“Desde que se publicara la Declaración por primera vez, la climatología ha alcanzado un grado de robustez sin precedentes, y ha proporcionado pruebas fehacientes del aumento de la temperatura mundial y de circunstancias conexas, como el aumento acelerado del nivel del mar, la reducción de los hielos marinos, el retroceso de los glaciares y fenómenos extremos, tales como las olas de calor”, manifestó el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), señor Petteri Taalas.

Estos indicadores fundamentales del cambio climático se están haciendo más pronunciados. Así, los niveles de dióxido de carbono, que eran de 357,0 partes por millón (ppm) en 1994, cuando se publicó la Declaración por primera vez, siguen aumentando, habiendo alcanzado las 405,5 ppm en 2017. Se prevé que en 2018 y 2019 las concentraciones de gases de efecto invernadero aumenten todavía más.

La Declaración de la OMM sobre el clima abarca aportaciones de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales, una amplia comunidad de expertos científicos y organismos de las Naciones Unidas. En ella se explican con detalle los riesgos relacionados con el clima y sus impactos en la salud y el bienestar de las personas, las migraciones y los desplazamientos, la seguridad alimentaria, el medioambiente, y los ecosistemas oceánicos y terrestres. Asimismo, se catalogan los fenómenos extremos que suceden en todo el mundo.

“A principios de 2019 han continuado los fenómenos extremos, como es el caso reciente del ciclón tropical Idai, que provocó inundaciones devastadoras y la trágica pérdida de vidas humanas en Mozambique, Zimbabwe y Malawi. Puede que se convierta en uno de los desastres meteorológicos más letales que hayan afectado al hemisferio sur”, señaló el señor Taalas.

“Idai llegó a tierra en la ciudad de Beira (Mozambique): una ciudad en rápido crecimiento, situada a baja altitud en un litoral vulnerable a las mareas de tempestad y que ya está sufriendo las consecuencias de la elevación del nivel del mar. Las víctimas de Idai encarnan las razones por las que es necesario contar con una agenda mundial del desarrollo sostenible, la adaptación al cambio climático y la reducción de los riesgos de desastre”, indicó el señor Taalas.

A inicios de este año, las temperaturas invernales diarias en Europa batieron récords de calor, mientras que se observó un frío inusual en América del Norte y olas de un calor abrasador en Australia; por su parte, la superficie del hielo del Ártico y la Antártida vuelve a estar muy por debajo de la media.

Según se indica en el último Boletín sobre el clima estacional mundial (de marzo a mayo) de la Organización Meteorológica Mundial, se prevé que a causa de unas temperaturas de la superficie del mar superiores a la media –debidas en parte a un episodio débil de El Niño en el Pacífico– se produzca un aumento de la temperatura terrestre hasta alcanzar niveles superiores a lo normal, particularmente en las latitudes tropicales.

Global mean temperature

Cumbre sobre el Clima

La Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial se hará oficialmente pública en una conferencia de prensa conjunta en la que participarán António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, María Fernanda Espinosa Garcés, Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y Petteri Taalas, Secretario General de la OMM. La conferencia tendrá lugar en la Sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, y coincidirá con una reunión de alto nivel sobre el clima y el desarrollo sostenible para todos.

“Los datos que se publican en el presente informe suscitan gran inquietud. Los últimos cuatro años han sido los más cálidos jamás registrados, y la temperatura media mundial en superficie de 2018 estuvo aproximadamente 1 °C por encima del valor de referencia de la era preindustrial”, según escribió el señor Guterres en el informe.

A continuación, escribió: “Esos datos no hacen sino confirmar la urgencia con la que cabe actuar contra el cambio climático, un hecho que también se destacó en el reciente informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre los impactos del calentamiento global de 1,5 ºC. El IPCC constató que la limitación del calentamiento global a 1,5 °C precisaría de cambios rápidos y de gran alcance en esferas como la tierra, la energía, la industria, los edificios, el transporte y las ciudades, y que, para 2030, las emisiones netas mundiales de dióxido de carbono causadas por las actividades humanas tendrían que haberse reducido en aproximadamente un 45 % con respecto a las concentraciones de 2010, para finalmente conseguir un nivel de emisiones netas equivalente a cero hacia 2050”.

“Ya no puede haber más demoras”, declaró el señor Guterres, que convocará una Cumbre sobre el Clima al nivel de Jefes de Estado el 23 de septiembre de 2019. La Declaración sobre el estado del clima será una de las aportaciones de la OMM a la Cumbre y su Secretario General, el señor Taalas, presidirá el Grupo consultivo científico de la misma.

“En cuanto Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, tengo entre mis prioridades poner de relieve de qué manera el cambio climático afecta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la necesidad de alcanzar una comprensión holística de las consecuencias socioeconómicas que la mayor intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos está teniendo en los países de todo el mundo. El presente informe de la OMM contribuirá de forma importante a nuestra acción internacional concertada destinada a captar la atención hacia este problema’’, señaló la señora Espinosa Garcés.

Aspectos destacados de la Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2018 

Impactos climáticos (sobre la base de información facilitada por los organismos asociados de las Naciones Unidas)

Peligros: En 2018 la mayoría de los peligros naturales que afectaron a casi 62 millones de personas estuvieron asociados con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. Las inundaciones siguieron siendo el fenómeno con mayor número de afectados –más de 35 millones de personas–, según un análisis de 281 fenómenos registrados por el Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres y por la Estrategia Internacional de las Naciones Unidas para la Reducción de los Desastres.

Los huracanes Florence y Michael fueron dos de los catorce “desastres de miles de millones de dólares” que se produjeron en 2018 en los Estados Unidos de América. Causaron alrededor de 49 000 millones de dólares en daños y más de 100 víctimas mortales. El supertifón Mangkhut afectó a más de 2,4 millones de personas y provocó la muerte de, al menos, 134 personas, fundamentalmente en Filipinas.

En Europa, el Japón y los Estados Unidos se atribuyeron más de 1 600 muertes a las intensas olas de calor y a los incendios forestales, que se consideraron además causantes de daños materiales sin precedentes por un valor de casi 24 000 millones de dólares en los Estados Unidos. En el estado de Kerala (India) se produjeron las lluvias más copiosas y las peores inundaciones en casi un siglo.

Seguridad alimentaria: La exposición del sector agrícola a los fenómenos climáticos extremos amenaza con echar por tierra los avances realizados en la lucha para erradicar la malnutrición. Nuevos indicios apuntan a un aumento continuado del hambre en el mundo tras un período prolongado de disminución, según datos compilados por organismos de las Naciones Unidas, entre los que cabe citar la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Se estima que el número de personas subalimentadas se incrementó hasta los 821 millones en 2017, debido en parte a las graves sequías asociadas con el intenso episodio de El Niño de 2015/2016.

Desplazamientos de población: De los 17,7 millones de desplazados internos que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) tiene registrados, en septiembre de 2018 se contaban más de 2 millones de personas en situación de desplazamiento debido a desastres relacionados con fenómenos meteorológicos y climáticos. Sequías, inundaciones y tormentas (incluidos huracanes y ciclones) son los fenómenos que ocasionaron la mayor cantidad de desplazamientos por desastres en 2018. En todos los casos, las poblaciones desplazadas son vulnerables y necesitan protección.

Según la Red de Vigilancia y Protección de los Repatriados de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), entre enero y diciembre de 2018 se registraron unos 883 000 nuevos desplazamientos internos, de los cuales el 32 % se atribuyó a las inundaciones y el 29 % a la sequía.

Calor, calidad del aire y salud: Existen numerosas interconexiones entre el clima y la calidad del aire que se están viendo exacerbadas por el cambio climático. Se estimó que, entre 2000 y 2016, el número de personas expuestas a olas de calor había aumentado en aproximadamente 125 millones, dado que las olas de calor eran, de media, 0,37 días más largas que en el período de 1986 a 2008, según la Organización Mundial de la Salud. Estas tendencias levantan la voz de alarma en la comunidad de la salud pública, dado que se prevé que la intensidad, la frecuencia y la duración de los episodios de temperaturas extremas aumenten todavía más.

Algunos efectos medioambientales son la decoloración del coral y la reducción de la concentración de oxígeno en los océanos. Otros efectos son la pérdida de «carbono azul» asociada con los ecosistemas costeros, como los manglares, las praderas marinas y las marismas; y la alteración de ecosistemas muy diversos. Cabe esperar que el calentamiento global contribuya a la disminución observada del oxígeno en alta mar y en las zonas oceánicas costeras, entre ellas en los estuarios y mares semicerrados. Desde mediados del siglo pasado, se ha estimado una disminución de entre el 1 % y el 2 % en el inventario de oxígeno oceánico en todo el mundo, según la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

El cambio climático se ha erigido en una importante amenaza para los ecosistemas de turbera, porque agudiza los efectos del drenaje y aumenta el riesgo de incendio, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Las turberas revisten gran importancia para las sociedades humanas de todo el mundo. Contribuyen de forma significativa a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos mediante el secuestro y el almacenamiento de carbono, la conservación de la diversidad biológica, la regulación del régimen hidrológico y la calidad del agua, y otros beneficios para los ecosistemas que repercuten positivamente en los medios de subsistencia.

Indicadores climáticos

Calor oceánico: en 2018 se marcaron nuevos máximos en cuanto al contenido calorífico de los océanos hasta los 700 m de profundidad (datos desde 1955) y hasta los 2 000 m (datos desde 2005), rebasando así los récords previamente establecidos en 2017. Más del 90% de la energía atrapada por los gases de efecto invernadero acaba en los océanos, y el contenido calorífico brinda una medición directa de esa acumulación de energía en las capas superiores de los océanos.

Sea-ice cover for sept 2018

Nivel del mar: el nivel del mar sigue aumentando a un ritmo acelerado. En 2018, el nivel medio del mar a escala mundial fue aproximadamente 3,7 mm más alto que en 2017, un valor que marcó un nuevo récord. En el período de enero de 1993 a diciembre de 2018, la velocidad media de subida del nivel del mar fue de 3,15 ± 0,3 mm año-1, y la aceleración estimada, de 0,1 mm año-2. La pérdida acelerada de masa de los mantos de hielo es la principal causa del incremento en el ritmo de elevación del nivel medio del mar a escala mundial, como han puesto de manifiesto los datos obtenidos mediante altimetría por satélite (Grupo sobre el Presupuesto del Nivel del Mar Mundial del Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, 2018)

Acidificación de los océanos: En el decenio pasado, los océanos absorbieron aproximadamente el 30 % de las emisiones antropógenas de CO2. El COabsorbido reacciona con el agua marina y modifica su pH. Este proceso se conoce como acidificación de los océanos, y puede mermar la capacidad de los organismos marinos, como moluscos y corales que conforman arrecifes, para crear y mantener su caparazón y esqueleto. Las observaciones realizadas en aguas oceánicas abiertas durante los últimos 30 años han puesto de manifiesto una clara tendencia hacia la reducción del pH. De conformidad con la COI de la UNESCO, y en consonancia con informes anteriores y previsiones sobre acidificación, la acidificación de los océanos persiste y prosigue la reducción en los niveles del pH oceánico a escala mundial.

Hielo marino: La extensión del hielo marino en el Ártico se situó muy por debajo de la media durante 2018 y se mantuvo en niveles bajos sin precedentes durante los dos primeros meses del año. La máxima extensión anual, observada a mediados de marzo, es la tercera extensión más reducida jamás registrada en un mes de marzo del período 1979-2018 mediante observaciones satelitales. La extensión mensual de hielo marino en septiembre registró el sexto valor más bajo para un mes de septiembre del que se tiene constancia. Desde 2007 se han sucedido las 12 extensiones más pequeñas registradas en un mes de septiembre. A finales de 2018, la extensión diaria de hielo se mantuvo cerca de los niveles mínimos jamás registrados.

La extensión del hielo marino de la Antártida alcanzó su máximo anual a finales de septiembre y a principios de octubre. Tras la extensión máxima registrada a principios de la primavera, el hielo marino de la Antártida menguó a gran velocidad, y los valores de las extensiones mensuales figuran entre los cinco registros más bajos para cada mes hasta finales de 2018.

La capa de hielo de Groenlandia ha perdido masa prácticamente cada año a lo largo de los dos últimos decenios. El balance de masa superficial se incrementó gracias a una caída de nieve superior a la media, en particular en la zona oriental de Groenlandia, y a una estación de deshielo cercana a la media. Esto llevó a un aumento del balance de masa superficial global, pero tuvo poco impacto en la tendencia observada en los dos últimos decenios, en la que se ha evidenciado, desde 2002, una pérdida de masa en la capa de hielo de Groenlandia de aproximadamente 3 600 gigatoneladas. En un estudio reciente también se analizaron testigos de hielo extraídos de Groenlandia, en los que quedó constancia de episodios de deshielo que se remontaban a mediados de 1500. El estudio permitió determinar que la reciente frecuencia a la que se suceden los episodios de deshielo en la capa de hielo de Groenlandia es inédita en, por lo menos, los últimos 500 años.

Retroceso de los glaciares: El Servicio Mundial de Vigilancia de los Glaciares se sirve de un conjunto de glaciares de referencia para los que se han acumulado observaciones durante más de 30 años (entre 1950 y 2018) para supervisar el balance de masa de los glaciares. Se trata de un conjunto que abarca 19 regiones montañosas. Los resultados preliminares de 2018, basados en un subconjunto de glaciares, indican que el año hidrológico 2017/2018 fue el 31er año consecutivo de balance de masa negativo.

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