Español y estadounidense batallan sobre la hierba de la Court 1.

Es imposible contener al jamás se rinde. Rafael Nadal avanzó este miércoles a las semifinales de Wimbledon tras vencer por 7-5, 6-2, 6-2 al estadounidense Sam Querrey en un duelo eléctrico. El español regresa a la penúltima ronda firmada en la pasada edición, extiende su trabajada adaptación sobre la césped y remarca su condición de gran candidato en el All England Club, donde persigue una tercera copa dorada que incluir su vitrina.

El mallorquín disputará unas semifinales de ensueño ante el suizo Roger Federer. Ambos se encontrarán en la hierba de Londres once años después, sumando un esperado capítulo a la inolvidable final librada en la edición de 2008. Un choque para los anales de la historia, considerado por muchos uno de los mejores partidos de tenis de todos los tiempos.

Para alcanzar esa cita, Rafa sumó ante Querrey su enésimo ejercicio de tesón sobre el pasto.

El partido fue recibido por la intensidad de Nadal, un jugador hirviente desde el principio del torneo. Ante Querrey, uno de los pegadores más formidables sobre hierba, el saludo inicial fue parecido a los anteriores. Ninguna tregua en los primeros minutos. Como en sus cuatro partidos previos, y marcando un dominio total de los momentos, Rafa apenas necesitó dos turnos al resto para asestar la primera rotura (2-1). Un manotazo de entrada sobre el juego de su adversario. En una superficie como la hierba, un buen balón de oxígeno. 

En el torneo de las costumbres Nadal se aferró a las más mostradas en Londres: una mentalidad constante y la seguridad al poner la pelota en juego. El español ganó sus 14 primeros puntos con el servicio. Esa fue la carta de presentación más clara. Si Querrey suponía un reto de pegada, un obstáculo de tenis vertiginoso, Rafa afrontó el partido dispuesto a aceptar el desafío.

Que Querrey no era un invitado también quedó bastante claro. Imponente con sus golpes de derecha, un misil en el impacto estático, el estadounidense también mostró la suavidad de sus manos. Si Nadal buscó incomodar su gran planta (1.98m) con el revés cortado, Sam respondió con un tacto agudo desde la dejada y la volea. Golpes clásicos sobre el pasto que fueron dibujando una batalla sin tregua.

El partido tenía espinas y no tardaron en aparecer. Tras acumular ocho mangas sin encarar una pelota de rotura, Nadal estuvo a un punto de distancia de perder el servicio ante Querrey. El español evitó el 4-4 con tiros decididos y se lanzó con la mano abierta a la conquista del primer set. Allí, sin embargo, esperó el americano para sobrevivir al vía crucis. Sam levantó tres pelotas de set con su servicio y una cuarta al resto, arrastrando al español hasta un 5-5 que parecía improbable.También Podría Interesarle: La Victoria 100 De Federer En Wimbledon Le Da Acceso A SF

Como retener a Nadal equivale a consumir un incendio abanicando, el mallorquín respondió de inmediato. Rafa estuvo tres veces a un tiro de tocar el tiebreak, una ruleta rusa ante un rival como el americano, y su respuesta fue formidable. Tres servicios colosales, dos de ellos directos al besar la cal, para hacerse con el control de la primera manga. Un parcial en la que resistió con todo, tragando hasta 14 aces de su rival antes de apretar la mano. 

Si estudiar la tarde posterior a un examen es raro, Nadal apareció con varios manuales encima. Tras una manga de infarto, de esas que pueden aplanar a cualquiera, allí emergió la figura del español. Siempre dispuesto a continuar el trabajo. Rafa arrebató el servicio a Querrey en las faldas del set (2-1), cuando la toalla recién se apartaba del rostro del americano. El dos veces campeón se hizo fuerte en uno de sus grandes sellos, la intensidad permanente sin importar el sufrimiento vivido.

El ejemplo fue bien claro porque la segunda manga pudo tomar un rumbo muy distinto. En una de sus especialidades más perfeccionadas, Nadal convirtió una situación crítica en su trampolín más inmenso. El español levantó un 15-40 en el sexto juego del set, toda una amenaza ante un pegador como Sam, y volteó por completo la dinámica del partido. El impacto psicológico fue de tal dimensión que se pasó del día a la noche: un muy posible 3-3 se convirtió en un definitivo 6-2, con el español lanzado a la conquista del encuentro.

En un choque que era un cuerpo a cuerpo, los puñetazos de Querrey se fueron consumiendo. Ante un rival pletórico, siempre generoso en el derroche del esfuerzo, el americano apenas pudo conectar tres servicios directos en toda la segunda manga. Una cifra roma sobre césped e insuficiente para suponer un obstáculo. Era el mérito de Nadal, capaz de desfigurar la mejor propuesta de cualquier adversario.

El tercer set fue el desenlace porque el español no conoce el relajo. Sobre un amplio colchón y con la caída del sol ya entre manos, Rafa mantuvo la velocidad de pies como un gamo. El dos veces campeón mordió el primero turno de servicio de Querrey y mantuvo como constante un imposible: hacer competir al americano siempre por debajo. Una misión de altura ante un rival que es un tren en marcha, algo incontenible sobre el pasto.

Con una derecha que dominó a su antojo, zarandeando a Querrey en un fondo de pista ya desgastado, Nadal puso rumbo decidido hacia las semifinales. Una ronda que pondrá definitivamente a prueba su altura como candidato. Si Rafa está preparado para reconquistar Londres, ya se ha plantado a las puertas de demostrarlo.

La victoria permite a Nadal ser el primer jugador clasificado para las Nitto ATP Finals, a celebrar del 10 al 17 de noviembre bajo la cubierta de The O2 en Londres.

Sabías Que…
Rafael Nadal ha alcanzado su 32ª semifinal de Grand Slam, pasando a ocupar en solitario la tercera plaza histórica de presencias en la penúltima ronda de un major. Únicamente el suizo Roger Federer (45) y el serbio Novak Djokovic (37) presentan un historial más extenso en este terreno.

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