15 de julio de 2019, Nueva York – Se calcula que unos 820 millones de personas carecían de alimentos suficientes para comer en 2018 -frente a 811 millones el año anterior-, el tercer año consecutivo en que esta cifra aumenta. Este dato pone de relieve el inmenso desafío que supone alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible del Hambre Cero (ODS 2) para 2030, según advierte hoy una nueva edición del informe anual El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo.
El ritmo del progreso para reducir a la mitad el número de niños con retraso en el crecimiento y el de bebés nacidos con bajo peso al nacer es demasiado lento, lo que también hace que los objetivos de nutrición del ODS 2 estén más lejos de alcanzarse, según el estudio.
Al mismo tiempo y además de estos retos, el sobrepeso y la obesidad siguen aumentando en todas las regiones, en especial entre los niños en edad escolar y los adultos.
Las probabilidades de padecer inseguridad alimentaria son mayores para las mujeres que para los hombres en todos los continentes, con la mayor diferencia en América Latina.
“Nuestras medidas para abordar estas tendencias preocupantes tendrán que ser más enérgicas, no sólo en su escala, sino también en términos de colaboración multisectorial”, piden los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su prólogo conjunto al informe.
El hambre está aumentando en muchos países en los que el crecimiento económico está estancado, en particular en los países de ingresos medianos y en los que dependen en gran medida del comercio internacional de productos básicos. El informe anual de las Naciones Unidas denuncia igualmente que la desigualdad de ingresos está creciendo en muchos de los países donde aumenta el hambre, lo que hace aún más difícil para las personas pobres, vulnerables o marginadas hacer frente a la desaceleración y la recesión económica.
“Debemos fomentar una transformación estructural inclusiva y favorable a los pobres, centrada en las personas y en las comunidades, para reducir la vulnerabilidad económica y encaminarnos hacia la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición”, aseguran los dirigentes de las Naciones Unidas.
Los avances son lentos en África y Asia
África presenta la situación más alarmante, ya que la región tiene las tasas de hambre más altas del mundo, que siguen aumentando lenta pero constantemente en casi todas las subregiones. En África oriental en particular, cerca de un tercio de la población (un 30,8 por ciento) está subalimentada. Además de los fenómenos climáticos y los conflictos, la ralentización y la crisis económica están impulsando este aumento. Desde 2011, casi la mitad de los países en los que el hambre aumentó debido a la desaceleración o estancamiento de la economía, se encuentran en África.
El mayor número de personas subalimentadas (más de 500 millones) vive en Asia, sobre todo en los países del sur del continente. Juntos, África y Asia soportan la mayor parte de todas las formas de malnutrición, ya que cuentan con más de nueve de cada diez niños con retraso en el crecimiento y más de nueve de cada diez niños con emaciación en todo el mundo. En Asia meridional y en el África subsahariana, uno de cada tres niños padece de retraso en el crecimiento.
Además de los problemas de retraso en el crecimiento y emaciación, en Asia y África viven casi las tres cuartas partes de todos los niños con sobrepeso del mundo, impulsado en gran medida por el consumo de dietas poco saludables.
Más allá del hambre
El informe de este año introduce un nuevo indicador para medir la inseguridad alimentaria en diferentes niveles de gravedad y supervisar los avances hacia el ODS 2: la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. Este indicador se basa en datos obtenidos directamente de las personas en encuestas sobre su acceso a los alimentos en los últimos doce meses, utilizando la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES, por sus siglas en inglés). Las personas que experimentan una inseguridad alimentaria moderada se enfrentan a la incertidumbre sobre su capacidad para obtener alimentos y han tenido que reducir la calidad y/o cantidad de alimentos que consumen para sobrevivir.
El informe estima que más de 2 000 millones de personas, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos, no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes. Pero el acceso irregular es también un desafío para los países de ingresos altos, incluyendo el 8 por ciento de la población de América del Norte y Europa.
Esto exige una profunda transformación de los sistemas alimentarios para proporcionar dietas saludables producidas de manera sostenible a una población mundial en crecimiento.
Cifras y datos clave:
• Número de personas hambrientas en el mundo en 2018: 821,6 millones (1 de cada 9 personas)
• en Asia: 513,9 millones
• en África: 256,1 millones
• en América Latina y el Caribe: 42,5 millones
• Número de personas con inseguridad alimentaria moderada o grave: 2 000 millones (26,4%)
• Bebés con bajo peso al nacer: 20,5 millones (uno de cada siete)
• Niños menores de 5 años afectados por el retraso en el crecimiento (baja estatura para la edad): 148,9 millones (21,9%)
• Niños menores de 5 años afectados por emaciación (bajo peso para la estatura): 49,5 millones (7,3%)
• Niños menores de 5 años con sobrepeso (peso elevado para la estatura): 40 millones (5,9%)
• Niños y adolescentes en edad escolar con sobrepeso: 338 millones
• Adultos obesos: 672 millones (13% o 1 de cada 8 adultos)