En un momento en que los estudiantes de todo el mundo faltan a clases para sensibilizar sobre la urgencia climática y se manifiestan en favor de acciones concretas en favor de nuestro planeta y nuestro futuro, la UNESCO se propone convertir a la educación en un aspecto de mayor importancia y visibilidad de la respuesta internacional al cambio climático, así como garantizar que esto se aplique de manera eficaz.

¿Por qué la educación es tan importante para configurar la manera en que abordamos los desafíos que plantea el cambio climático?

Hoy en día, la lucha contra el cambio climático abarca dos aspectos:

  • Reducir nuestras emisiones y estabilizar los niveles de gas de efecto invernadero en la atmósfera (lo que llamamos “atenuar” el cambio climático).
  • Ajustar el clima actual y el esperado (lo que llamamos “adaptación”).

Son necesarios diferentes instrumentos para poder intervenir – regulaciones políticas, incentivos financieros y tecnológicos – pero nada de esto funciona si las personas no logran entender lo que es el cambio climático y cómo se puede solucionar. Por eso, debemos cambiar la manera de pensar y de actuar de las personas para “cambiar las mentalidades, no el clima”, y la educación es esencial para que esta transformación radical y necesaria tenga lugar.

¿Cuál es la diferencia entre la educación medioambiental, la educación para el desarrollo sostenible o la educación sobre el cambio climático?

La UNESCO se encarga de la educación sobre el cambio climático en el marco de su enfoque acerca de la educación para el desarrollo sostenible (EDS), pero en esto las etiquetas no tienen realmente mucha importancia: lo que cuenta, es que las personas adquieran los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes en lo relativo al cambio climático. La idea es proporcionar una educación que permita que las personas cumplan con las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la medioambiental y la societal.

Ha llegado el momento de reorientar nuestros ámbitos tecnológico, científico y financiero, así como nuestro ingenio en transformar nuestras economías, garantizar la igualdad y promover un futuro sostenible para todos. Dentro de este nuevo modelo económico las personas tendrán necesidad de competencias ecológicas para responder a las exigencias de un mercado laboral diferente. Para empoderar a las próximas generaciones, necesitamos del liderazgo de los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil.

¿Cómo puede la comunidad internacional aportar una mayor contribución a la educación sobre el cambio climático hoy en día?

Ya constatamos la existencia de un fuerte compromiso a escala internacional en favor de la educación sobre el cambio climático hoy en día, y esto puede apreciarse a través de la adopción sucesiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático(link is external) (CCNUCC), la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible(link is external) y el Acuerdo de París(link is external), que abarcan las disposiciones en materia de educación. Este compromiso debe materializarse ahora en tres acciones.

Nuestro estudio reciente sobre el cambio climático demuestra que existe una diferencia significativa entre los compromisos adoptados por los diferentes gobiernos y su aplicación.

Un aspecto importante sobre el que la UNESCO intenta hacer hincapié es la importancia del aprendizaje socioemocional y comportamental. De este mismo estudio reciente sobre la aplicación de la educación sobre el cambio climático emana que la mayoría de los países todavía hacen hincapié en los conocimientos cognitivos – algo que, sin lugar a dudas, es importante, pero debemos llegar también a la mente, el corazón y las acciones de las personas para ayudarles a que comprendan las causas y consecuencias del recalentamiento climático actual. Los gobiernos deben contar más con el poder del aprendizaje social, emocional y comportamental. Debemos sacar provecho de todos los aspectos del aprendizaje para lograr este cambio.

Nuestro enfoque de las escuelas y de la educación debe cambiar también radicalmente. A través de su Red de Escuelas Asociadas (RedPEA), la UNESCO estimula un “enfoque escolar mundial” de la educación y el aprendizaje sobre el cambio climático. Este enfoque consiste fundamentalmente en integrar la sostenibilidad en todos los aspectos de la escuela, e incitar a la comunidad a participar, con miras a crear un entorno de aprendizaje en que los alumnos y docentes respiren y vivan de manera sostenible. 

Ya se está haciendo mucho, fundamentalmente mediante los proyectos que se llevan a cabo en las diferentes escuelas y fuera de estas. Cada año, recompensamos estas iniciativas en el marco de nuestro Premio UNESCO-Japón. Asimismo, se han llevado a cabo numerosas iniciativas a escala de los países: Italia, por ejemplo, acaba de declarar obligatoria la educación sobre el cambio climático en las escuelas, algo que, una vez aplicado tendrá una influencia considerable en todos los habitantes del país.

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