Tras acumular pilas de basura de vasos rojos de plástico después de una fiesta, la mexicana Ana Cristina Dorantes ideó una alternativa comestible a los desechables con sus conocimientos como diseñadora industrial.
Al enterarse de la idea, su hermana Carolina dejó su empleo en una empresa multinacional para juntas fundar Food Lab, su propio negocio que ya tiene en el mercado los vasos Yummy Shots, hechos de gomita con grenetina, y que está por lanzar popotes de harina de trigo, conocidos en otros países como pajillas o pitillos.
“Nosotros damos una opción de algo que te puedes comer y en verdad se deshace donde lo tires. No necesita composta, no necesita nada más allá de que te lo comas. Y sirve hasta de alimento para otros animales, entonces nosotros queríamos dar como ese plus, más allá de ecológico, queremos crear nuevas experiencias”, expresa Carolina.
Seis años después de la idea, informa la emprendedora, Yummy Shots se consigue en 300 puntos de venta en México, en Texas y por Amazon en Estados Unidos, además de estar a punto de llegar a España.
En estos años, de acuerdo con Greenpeace, 23 de los 32 estados del país han aprobado algún tipo de iniciativa para prohibir o regular los plásticos de un solo uso, en particular las bolsas, con el oriental estado de Veracruz como el primero de ellos.
Hay entidades que van más allá, como Baja California Sur, en el noroeste, donde ya han prohibido bolsas y popotes de plástico, además de regular el poliestireno, un plástico espumado que en México se conoce como unicel y se usa para fabricar platos desechables.
Carolina afirma que esto ha aumentado el interés del consumidor por productos como el de ellas, lo que demuestra el auge de cubiertos y servilletas hechos con materiales como aguacate u otras plantas.
“Sí nos ayuda mucho en el aspecto de que nos pone en la mira, definitivamente. Nosotras queríamos hacer algo extra. O sea, nosotras no queríamos ser simplemente biodegradables o simplemente ecológicos porque ya están saliendo muchísimos otros productos”, indica.
El reto
En México, los productos de un solo uso representan cerca del 47 % del volumen total de la industria de plástico, de acuerdo con la Asociación Nacional de Industrias del Plástico.
Ana Cristina percibe que su creación abona a crear conciencia entre los consumidores sobre la cantidad de basura que generan, pero reconoce la necesidad de avanzar hacia una economía circular.
“Sí creo que es un problema sistémico porque ya eliminamos las bolsas, ya estamos eliminando los desechables, perfecto. Pero creo que el siguiente paso va a ser eliminar el plástico de los productos empacados. Entonces a eso es en lo que me estoy ahorita enfocando”, menciona la diseñadora.
Otro desafío con el que se han topado las emprendedoras, originarias del suroriental estado de Tabasco, es que las tiendas aún no saben en qué categoría ubicar al producto, si en alimentos, dulcería, platos desechables o vinos y licores.
“Crediblidad. O sea, nos ha tomado mucho tiempo para que una cadena de supermercado, por ejemplo, nos dejara entrar. Y una vez que vieron que se estaba moviendo nuestro producto, salió la competencia y entró de inmediato. Como es un producto diferente, no saben cuál va a ser su respuesta”, manifiesta Ana Cristina.
La economía
Pese a su situación particular, los principales retos que las empresarias afrontan es el mismo que viven la mayoría de los emprendedores: el dinero, el capital y la economía.
“Estamos viviendo una época un poquito complicada en México en el aspecto de que el consumidor está muy renuente de gastar, de invertir o de comprar porque hemos sentido que mucha gente no sabemos hacia dónde se va a ir el país”, opina Carolina.
Aun así, estas emprendedoras van por más, pues tienen planeado desarrollar más productos, a petición de las propias cadenas, como cucharas.
Prueba de su éxito es la aparición que tuvieron en la lista de las “30 promesas de 2020” de la revista Forbes México y en el programa de televisión “Shark Tank”, en el que atrajeron la inversión de un magnate mexicano. EFEverde