«Hay evidencia científica, a partir de los estudios en animales de experimentación y en humanos, sobre el papel beneficioso que tiene la nutrición antioxidante para conseguir que nuestro sistema inmune funcione de forma adecuada.

El consejo general es comer una dieta rica, equilibrada y coloreada con especial énfasis en frutas y verduras, con el fin de aumentar la ingesta de antioxidantes y los nutrientes asociados, y así aumentar nuestras defensas», explican.

En cuanto a la población más vulnerable con mayor riesgo, los mayores, su consejo es incrementar la ingesta de ciertos micronutrientes a través de suplementos, en particular, zinc (30 mg – 220 mg/día), vitamina E (134 mg – 800 mg/día), vitamina C (200 mg – 2 g/día) y especialmente, para aquellos que presentan bajos los niveles de vitamina D, se recomienda una ingesta de 10 ug – 100 ug/día.

«Se ha observado que estos micronutrientes son capaces de mejorar la inmunidad específica, precisamente la encargada de generar más anticuerpos.

Es cierto que todavía no ha dado tiempo a realizar la investigación sobre la protección o alivio que estas medidas nutricionales puedan ejercer contra la infección por el Covid-19.

Sin embargo, desde un punto de vista pragmático, estas recomendaciones tienen sentido para fortalecer el sistema inmune y la salud de la población antes, durante y después de la infección», insisten.

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