El área desforestada ilegalmente en la Amazonía brasileña se estima que creció un 63,75 % en abril respecto al mismo mes del año anterior, según datos por satélite del sistema de monitorización en tiempo real del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
Las informaciones de imágenes obtenidas por el sistema Deter-B indicaron que durante el mes de abril fueron emitidas señales de alerta en 405,6 kilómetros cuadrados de los seis estados de la región norte de la Amazonía, más Tocantins (centro), Mato Grosso (occidente) y Maranhao (nordeste).
El aumento de la deforestación en la Amazonía coincide con las medidas de aislamiento social, cuarentena y en algunos casos de confinamiento total, como en Belem y Sao Luiz, capitales de los estados de Pará y Maranhao, respectivamente, para contener el avance del coronavirus.
El récord de deforestación en la Amazonía para el mes de abril fue en 2018 con 489,5 kilómetros cuadrados.El estado con mayor deforestación en abril fue Mato Grosso, que contabilizó 144,58 kilómetros, equivalentes al 35,6 % del total.
De acuerdo con la muestra del sistema, el 96 % del área que sufrió deforestación tuvo pérdida de cobertura de vegetación, solo el 2 % la mantuvo y un 1,3 % corresponde a actividades de minería.
El ejército en el combate de la deforestación
Justo la víspera, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizó el envío de las Fuerzas Armadas a diferentes estados del país para combatir la deforestación y prevenir incendios en la Amazonía brasileña, uno de los pulmones vegetales del planeta.
El decreto con la autorización fue publicado el jueves en el Diario Oficial y limita, por ahora, la actuación del Ejército entre los días 11 de mayo y 10 de junio para combatir la destrucción de la selva amazónica.Según cálculos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), en el primer trimestre de este año la Amazonía brasileña, perdió 796,08 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, frente a los 525,63 kilómetros cuadrados desforestados en el mismo período de 2019.
De esta forma, la tendencia de destrucción de la región amazónica sigue al alza, pues ya el año pasado la deforestación creció un 85 % hasta los 9.165,6 kilómetros cuadrados, su mayor nivel desde 2016.
La Amazonía brasileña se vio fuertemente amenazada el año pasado por los incendios que castigaron la región entre los meses de junio y agosto y obligaron entonces al Gobierno a enviar a las Fuerzas Armadas para ayudar en el control del fuego.
Las imágenes de los incendios calcinando enormes extensiones de vegetación dieron la vuelta al mundo y provocaron una ola de indignación entre la comunidad internacional y las ONG, que acusaron del desastre a Bolsonaro, por su retórica antiambientalista. EFEverde